Ocho mil años de historia conocida, a partir de los sumerios y ni un solo atisbo de ideario democrático, concebido según el procedimiento occidental -ni tan siquiera el de la democracia excluyente de las antiguas Grecia y Roma clásicas - puede significarse en el extenso teritorio que, en un plano horizontal incluye la costa norte de Africa y la península arábiga.. Pero, de repente sucede, siguiendo el criterio de los medios de prensa europeos que estalla en la región una revuelta concertada -no se explica otra cosa-que pretende el derrocamientro de todos los regímenes en la región. ¿Quienes están detrás? ¿Los servicios secretos occidentales o la nebulosa de Al Qaeda? Con los antecedentes antes citados pueden quedar perfectamente justificados Diez Años de predicación para el combate tal como se proponen el frente salafista y otras organizaciones semejantes. (Remember el ll de septiembre de 200l) .Tras lo cual, debemos concluir, Gaddafi, señores de los manteles, es una pieza clave en la región que, por una vez, dice la verdad cuando amenaza a Europa con las consecuencias que puede originar su caída. De tal manera que la bravata del francés se ha quedado en lo que es y nada más.
Los acontecientos que así se vienen desarrollando ponen sobre el tapete no solamente la irrefenable avaricia occidental y las perspectivas que se abren al triunfo del extremismo radical en la región, sino que nos mueve a una reflexión que sitúa en la picota a todas las dictaduras que hoy existen sobre el planeta Tierra. Digamos Obiang, digamos Hnos. Castro o disnastía Kim. Por encima de las limitaciones territoriales el problema, en esencia, continúa siendo el mismo. En principio, las grandes potencias enloquecidas con sus intereses, después los satélites, -entre col y col::lechuga- y, por último, las víctimas de los unos y los otros. Es así como el camino queda expedito para los líderes del tipo Osama Bin Laden.
Los acontecientos que así se vienen desarrollando ponen sobre el tapete no solamente la irrefenable avaricia occidental y las perspectivas que se abren al triunfo del extremismo radical en la región, sino que nos mueve a una reflexión que sitúa en la picota a todas las dictaduras que hoy existen sobre el planeta Tierra. Digamos Obiang, digamos Hnos. Castro o disnastía Kim. Por encima de las limitaciones territoriales el problema, en esencia, continúa siendo el mismo. En principio, las grandes potencias enloquecidas con sus intereses, después los satélites, -entre col y col::lechuga- y, por último, las víctimas de los unos y los otros. Es así como el camino queda expedito para los líderes del tipo Osama Bin Laden.