Bienvenido al Blog de RAUL SANCHEZ QUINTERO

Quizás uno entre los últimos que, sin esperar hacerse un día profeta, claman en el desierto contra ciertas injusticias interesadamente toleradas por los altos poderes de la sociedad humana. Los profetas que clamaban en el desierto han desaparecido con la aparición de Internet. Ahora los que se cuidan del efecto de las llamaradas de sus palabras son los mismos de siempre, poderosos cazadores en oposición a Yavé, ensoberbecidos por el continuo uso y abuso de "las mieles del poder", cito: los hermanos Castro, Teddy Obiang, el Ogro de Birmania y la dinastía Kim. De manera que, a partir de este punto de encuentro, podré compartir con todos aquellos que así lo deseen, mis inquietudes, opiniones, resentimientos y propuestas. Y así es que me tenéis aquí, en esta hermosa playa africana, junto a mi mascota que es mi familia y junto a este inmenso mar que a todos nos une.




lunes, 29 de octubre de 2012

ABAJO EL QUE SUBA


El general panameño Omar Torrijos -de siempre grata recordación-, gustaba referir, con su estilo campechano de hombre sencillo, la lección de alta moral que recibió de unos ancianos en una localidad humilde de su propio país. Junto con las reclamaciones de los derechos debidos a Panamá por la explotación económica del Canal que hicieron de él un personaje muy popular en términos internacionales, se había enfrascado el general en un proyecto de desarrollo social que superaba sobre el papel los medios con los que contaba su gobierno para realizarlo; pero las intenciones eran buenas y eso le granjeó el afecto de los sectores más deprimidos de la población. En estas circunstancias, se presentó en el poblado de Chiriquí, en el que ya estaban esperando su visita, con relación a la cual algo muy curioso había sido colocado a la entrada del pueblo por la que se suponía entraría la comitiva con el Presidente del Gobierno, se trataba de un inmenso cartel sobre tela que rezaba: “¡Abajo el que suba!”

No hay que decir la consternación del general cuando leyó aquello desde la ventana del automóvil que lo transportaba. Sin poderse aguantar, pero ¡eso sí!, comedido, después de los primeros agazajos y de haber saludado a todo el Consejo de Ancianos del poblado, le preguntó directamente a su autoridad mayor: Pero bueno, ese cartel, ahora, conmigo, podrán quitarlo, ¿No? -

-Pues nada de eso,- le respondió el susodicho-. El cartel se queda y Usted responde por su mandato.

Sólo después de esta respuesta y de una reflexión que le ocupó mucho tiempo días después del incidente, confesaba Torrijos haber comprendido cuánta razón tenían aquellos ancianos que lo habían visto y vivido todo. En cuanto a mí, el sólo hecho de que este general se complaciera en referir esta anécdota me dijo mucho acerca de su honestidad personal. La alta consideración en que le tenía el pueblo panameño la pude constatar personalmente el día de su funeral en septiembre de 1981.



A GRAVES MALES, EFICACES REMEDIOS

    El mensaje de la Primavera Arabe ha sido bien recibido en el Mar Caribe.   Previendo una presumible y muy probable explosión social con manifestaciones masivas de descontento y el consiguiente conflicto internacional derivado de las imprescindibles acciones represivas con las que se tratará de recomponer el orden establecido (ineludible reacción en la que intervendrán chivatos, brigadas de acción  rápida y esbirros disfrazados de personas decentes), el castrismo se ha curado en salud promulgando nuevas leyes migratorias que reconocen  a los ciudadanos de la Insula parte de lo que le está reconocido  a cualquier ser humano en este planeta en cualquien otro punto del globo terráqueo.   ¡Eso sí!, no sin dejar de intercalar las consabidas coletillas que nos permitan mantener el control en medio del desorden: “LOS PASES” -o sea, los permisos para regresar al país, sólo se los daremos a los que se porten bien y no hablen mal de nosotros en el extranjero, por no decir que no hagan algo más peligroso o más feo contra nuestra sagrada causa que es la de conservar Cuba para nuestros hijos -nunca mejor dicho-   La pataleta parece ser que se les dió recientemente.  Se habló en alguna reunión o sobrecena algo acerca de soltar la mano, de observar y evitar los errores que han cometido los sirios,  atajando a tiempo las situaciones, ya que no tenemos un Irán que nos defienda  a la vuelta de la esquina, nuestro armamento, hoy en día, está como para morirse de la risa al verlo  y sólo podemos confiar en los miembros de la seguridad  y de la contrainteligencia que se saben condenados como nosotros mismos y con los jueces y fiscales que  tienen cada noche pesadillas de  las que despiertan sudorosos despues de verse  en sueños fusilados, ahorcados y empalados.

   Porque esta ha sido la fórmula para gobernar indefinidamente, a perpetuidad, sin confesar ánimo de lucro, a la zorrúa, que hemos siempre aplicado como Dios manda y los chicos inteligentes lo hacemos: “Se atornilla a la gente hasta lo último -garrote vil, pudiera bien decirse-, se le permite algo a algunos para que se sientan bien y nos sirvan como es debido y luego, a los demás, les aflojamos las tuercas de vez en cuando, para descompresionar la caldera y devolverles algo de alegría.    A los irreductibles, primero los masacramos y después les abrimos las puertas de la jaula.   Es un remedio que normalmente funciona porque a nadie le gusta estar encarcelado con matones y pervertidos sexuales, sobre todo si se trata de una persona decente (aunque no esté de más añadir que la decencia y la repulsa a esta gentuza que desgobierna en nuestra tierra marchan indisolublemente unidas).

   Tomando en cuenta todos estos elementos es que debemos evaluar la actual situación.  ¿Qué es lo que ahora temen los castristas?   ¿La disolución en la inanición de la gloriosa Revolución Cubana, o que el poder escape del ámbito de la familia Castro?  Pero, ¿existe acaso la Revolución Cubana?  ¿No es cierto que falleció hace ya mucho  tiempo, antes, incluso,  de que su máximo líder rindiera cuentas al Altísimo? ( Parece ser todavía no ha terminado de redactar el informe que debe presentar ante Yavé de los Ejércitos, que por ese motivo le ha concedido una prórroga antes de llamarle ante su presencia).

    Y así es que tenemos , los cubanos, fuente documental para redactar tres de los libros que  constituirán nuestro futuro Pentateuco.  El primero, el del Génesis de la Nación Cubana; el segundo, El libro de los Presidentes y de los Dictadores y, el tercero, El Exodo, que aunque  ya tiene cincuenta años  no podemos precisar todavía  si llegará a los  trescientos como el de los israelitas.   Después de todo esto, vendrá a nosotros, sin lugar a dudas, otro Moisés al que aplaudirán delirantemente los  mismos  que esto hicieron  ante Fulgencio Batista y Fidel Castro.   Resultará un hombre bueno o un hombre malo y los ciclos astrales se repetirán sobre nuestra desgraciada isla .   También esto parece formar parte de nuestro destino manifiesto.

Castrismo, comunismo y sexo bueno y barato

 
Me ha salido un amigo comunista -algo que sólo es posible en democraciato- enclavado no sé en cuales años, que sigue confundiendo castrismo con comunismo y aferrado a que el desastre que hoy es Cuba representa un grandioso triunfo sobre el Imperialismo Yanqui. Fanáticos abundan en todas las sectas, plantados en siete y media en sus planteamientos. Incorregibles, incapaces de reconocer las diferencias que puedan existir o existan entre un mamut y un elefante. Mi amigo comunista es un buen hombre, servicial y amigo de sus amigos; pero este es su comportamiento en democracia y, tendríamos que ver como se comportaría en una sociedad donde imperara el régimen que adora. Mi amigo comunista es europeo, pero añora y desearía vivir en la Cuba de los hermanos Castro. Probablemente porque lo que añora en realidad son las cubanas: jóvenes, guapas, fáciles y decididas. Tengo que decir que a mi amigo ya le van cayendo los años y, parece ser que, con ellos, unas ansias de vivir e insuperables deseos de beber la última copa antes de rendirle cuentas a la naturaleza (¡Que es ateo, coño!, materialista dialéctico!).

Y así resulta que, después de un superficial razonamiento, he llegado a la conclusión de que, mi amigo, ha terminado por confundir política con sexo y coitos con consignas revolucionarias. Por esta regla de tres, todo buen culo de hembra cubana debe ser considerado un producto de la revolución y, por consiguiente, no queda más remedio que rendirse a la evidencia: ¡La obra de la revolución cubana es fenomenal!.

¿Cómo, entonces, convencerle de lo contrario?

jueves, 11 de octubre de 2012

A la expectativa

Redacto estas líneas 72 horas antes de que en la República de Venezuela se celebren elecciones a la presidencia del gobierno. El reflejo de los medios informativos transmite incertidumbre. De momento, ya han sido asesinados tres opositores al Presidente en funciones. La tensión crispa los ánimos de los observadores porque, aparentemente, Hugo Chávez ha decidido quemar las naves y continuar gobernando a cualquier precio y las desventajas del candidato opositor son evidentes y notorias, ya que se enfrenta a toda la maquinaria del Estado puesta en función de la reelección de aquel al que debíamos considerar: Saliente.

A partir de estas consideraciones es más que presumible un triunfo legal o amañado del Coronel comprometido con su proyecto continental (Bolivariano es como le llaman) que siguiendo las pautas del agonizante castrismo, sacrifica el bienestar del pueblo venezolano en un plan elaborado a partir de la megalomanía de una sola persona. De tal forma que, lo que estará en juego el próximo lunes no será sólo la gobernabilidad venezolana sino todo el entramado construido a partir de los recursos económicos que desde esta nación rica en petróleo y minerales estratégicos se desvían hacia sus paupérrimos cofrades de la Alianza Bolivariana de las Américas.

Con este panorama a la vista, la oposición venezolana ha logrado solucionar sus diferencias y recuperar mucho del terreno perdido en el momento cimero del chavismo; pero esa particularidad -en mi opinión- no es de ningún modo decisiva, si añadimos el detalle del apoyo y asesoramiento castrista al gobierno en funciones y el innegable interés de ese régimen que, apoyando a Hugo Chávez en el poder se garantiza la supervivencia. Lo curioso del caso resulta del inmovilismo conque la comunidad internacional y el bloque Iberoamericano asiste al espectáculo. Nadie acusa a Cuba de intervenir directamente en los asuntos internos de otro país -todavía no sé si los opositores venezolanos han hecho tal cosa alguna vez-. Pero pruebas no faltan, más bien sobran y nadie hace nada y aquellos que han recibido dádivas del chavismo se tragan la lengua cuando no miran para otra parte.

Este es el panorama desalentador que se extiende ante nuestros ojos y estas son las barreras que deberán superar los demócratas del hermano país que ya, de hecho, están arriesgando sus vidas. Crucemos los dedos aunque sea imposible que todo transcurra con normalidad.

miércoles, 3 de octubre de 2012

Reflexiones alrededor de la novela

  A todo lo largo de siglo XIX cubano, cuando ya la esclavitud como institución había caído en el descrédito moral absoluto y la desvalorización como sistema económico, los novelistas cubanos son incapaces de escapar a estas preocupaciones, y así lo reflejan   en  obras  que  sacaban a la luz las pesadillas que  obsesionaban a la clase dominante.  Tal como sucedió en  Brasil, la abolición de la esclavitud en Cuba estaba supeditada  a un re-acondicionamiento de los capitales invertidos en esclavos.  Estas motivaciones, sin embargo, no aclaran la ausencia de una novela cubana de la guerra de independencia que, a lo largo de tres décadas, conmocionó al país. Curiosamente, las únicas dos novelas de la guerra, escritas por el mismo autor, se publicaron después de conseguida la independencia y lo fueron: “Leonela” y “La Manigüa Sentimental” de Nicolás Heredia, que vieron la luz en La Habana entre la primera y segunda décadas  del siglo XX. 

Lo que sigue a continuación es una marcha de la novela al compás de los acontecimientos políticos y sociales: la inmigración española de post-guerra,  estimulada por los gobiernos criollos que todavía influenciados  por las preocupaciones del siglo anterior pretenden,  a toda costa, “blanquear la Isla” inyectándole sangre española y europeas.  Es el turno de Ramón Meza y de su obra:: “Mi Tío el Empleado”, a la que sigue otra muy significativa del villareño Carlos Loveira: “Generales y Doctores”,  texto paradigma  por tratarse de la primera novela que entra de lleno en el contexto describiendo los desagradables entresijos que se esconden detrás de las actividades políticas.
En “Contrabando” y “Aleta de Tiburón”, de Enrique Serpa, amigo y compañero de copas de Ernest Hemingway, quedó registrado el ambiente que, en torno a la Ley Seca, se creó en una ciudad de La Habana, bien provisto almacén y centro de abastecimiento para los sedientos norteamericanos.  La mujer, que había entrado de lleno en la palestra con el derecho al voto de manos de las feministas, fue tratada a dos bandas por Miguel Carrión en su dueto: “Las Honradas” y “Las Impuras” y la revolución  que derriba  la Primera Dictadura de la República es descrita por Lino Novás Calvo en su trabajo: “Esto también es gritar”.

Alejo Carpentier y José Lezama Lima se constituyen colofón a siglo y medio de novela en Cuba.  Con  Carpentier tocando todos los temas -la excepción vuelve a ser la guerra de independencia-   es que  puede hablarse, por primera vez,  de una novelística,  obra de un único autor, en nuestro país; pero Lezama, que escribe una sola: “Paradiso”, no deja por ello de situarse y de situar  nuestra literatura al más alto nivel mundial.  Este es el legado en novela que nos dejó la Cuba pre-castrista.  En el medio siglo transcurrido a posteriori sólo puede hablarse de novelas escritas en el exilio, más o menos logradas; pero todas siempre gravitando alrededor del autoritarismo excluyente y coactivo.  Zoé Valdés ha devenido nuestra Prima Donna.  “La Nada Cotidiana” ha sido un mazazo al castrismo entre ceja y ceja.  Severo Sarduy nos dejó: “Gentes”que, en una primera edición imprimió Seix Barral y se vendió en La Habana de los años sesenta y el más ambicioso, literariamente hablando, Guillermo Cabrera Infante, su “Vista de un amanecer en el  Trópico y sus “Tres Tristes Tigres”, en medio de un trabajo monumental de ensayos y artículos periodísticos que engordan volúmenes.

      ¿ Y, en la Isla, qué ?  Pues,  nada o muy poco se puede  conseguir en medio de tanta censura solapada, de tanto espía, de tanto  incompetente detentando cargos de gobierno, de tanto servilismo, de tanta desvergüenza gratuita.    Si el país está perdido, si se perdió la nación cubana: ¿Cómo vamos a esperar por alguien que, en medio de semejante desparpajo, se dedique a escribir buenas novelas y además se empeñe en rescatar el anecdotario de nuestro glorioso siglo XIX hoy más lejano que nunca?  El hecho refleja como ningún otro el mal congénito que arrastra desde siempre la República de Cuba.  Una república que nació distrófica, segregacionista y, por consiguiente desnaturalizada,  en ningún caso organizada por tecnócratas -algo que si pretendió el gobierno interventor norteamericano- sino víctima de su invalides  y atrapada en las garras de zafios militarotes y doctores de pacotilla.  Y es así como hemos llegado los cubanos al siglo XXI, más extraños a nuestro propio país que a cualquier otro; más desnaturalizados que nunca; inmersos en una inmoralidad sin precedentes.  Lo que queda por venir es absolutamente imprevisible, la descomposición de la sociedad ha alcanzado cotas  inaccesibles.  Un triste destino que supera los límites de la comprensión humana. 

lunes, 24 de septiembre de 2012

EL DESTINO MANIFIESTO

Erase un rey viejo que languidecía en una isla cada día más estéril. Un buen día tomó una decisión y ordenó a sus más fieles y virtuosos caballeros se ocuparan en la búsqueda del Santo Grial y estos partieron, divididos en pequeños grupos, hacia los cuatro puntos cardinales del planeta Tierra. De aquel rey, se comentó después que, detrás de su religiosidad aparente, escondía el banal deseo de recuperar su virilidad perdida y, con ella, del esplendor de la naturaleza que alguna vez adornó los prados, los valles y las montañas de su pequeño reino. El rey era impotente y estaba a punto de morir, de ahí la prisa que atizaba a sus caballeros.

!Cuánto paralelismo existe, entre la trama de esta historia y la que hoy vivimos los cubanos! Mientras sus dos últimos dictadores agonizan, la isla se pudre en el abandono absoluto y, con la isla, sus isleños, cada día más empobrecidos, languidecen sin esperanzas de futuro. Los jóvenes avispados tratan de escapar y escapan de la tumba abierta en la que se ha convertido su país y sólo aquellos que disfrutan algunos privilegios a la sombra del poder y los fanáticos que nutren la clientela de las izquierdas europeas:: maricones y hembras lúbricas envueltos todos siempre por los humos aromatizados del hachís, continúan aplaudiendo “el proyecto político” puesto en marcha por esos dos catetos adornados de virtudes que responden a la marca: Hermanos Castro.

En virtud de la realización de este proyecto, a instancias del Máximo Líder, se desató una guerra contra el imperialismo yanqui cuyos fructíferos resultados ya podemos constatarlos: la comunidad cubana en los EEUU se ha multiplicado muchas veces, sigue creciendo y con los dólares que envía a sus familiares todavía en prisión contribuyen en buena medida a mantener el status quo, lo cual equivale a decir: al régimen. !Extraordinaria víctoria sobre los yanquis la que de este modo ha conseguido el (los) Comandante(s)¡ Si es que a semejante disparate se le puede considerar un éxito y como tal se le venda a los secuaces. Pero lo cierto es que, si alguien ha contribuído a la materialización de la doctrina Monroe y a que la anexión de Cuba a los EEUU se convierta en una realidad, ese es y ha sido: Fidel Castro Ruz.

DE LO SUBLIME A LO RIDICUL SOLO HAY UN PASO

Circulaba por La Habana finisecular la historia de una momia regalada al gobierno cubano por el gobierno egipcio que fue a parar -por no encontrarse en la ciudad sitio más adecuado- al Palacio de Bellas Artes. Se contaba que una noche, varios días después de su llegada y ante la aterrorizada presencia de dos celadores, la tapa del sarcófago se abrió, el cuerpo íntegramente vendado se irguió en su lecho de muerte, y una voz cavernosa preguntó en castellano (don de lenguas que tienen estos bichos): “¿ Cómo está Alicia Alonso ?

La edad de esta historia suma ya cuatro décadas pero la Prima Donna del ballet cubano la ha superado con éxito haciéndola olvidar a sus propios creadores. Incombustible Alicia la que acaba de ser homenajeada en la Italia que tanto adora y en la que es adorada como en cualquier otro lugar en este planeta en el que deguste el ballet y se admire la maestría en la interpretación artística. Porque los méritos personales de Alicia, en este sentido, son incuestionables y su historia no puede ser ignorada en la de las artes en Cuba redactada por los hombres libres que no hacen exclusiones ideológicas cuando juzgan los méritos de los grandes intelectuales y artistas de nuestro país y del mundo. Los hombres libres no utilizamos tampoco la ley del Talión en estos casos y, .por consiguiente, no borramos a la Suprema de ninguna lista; triste destino que sufrieron en su día Agustín Acosta, Jorge Mañach, Gastón Baquero,Severo Sarduy, Lorenzo Cárdenas, Lidia Cabrera, Guillermo Cabrera Infante, Celia Cruz, Gloria Stefan, Andy García, Bebo Valdés y otros muchos vivos y muertos en el exilio.

Claro está que, con Alicia, nada en común tengo y tenemos los que cantamos las Cuarenta a los traidores; ella ya era comunista antes de que llegaran al poder los Castro y está, además, con ellos comprometida porque les debe mucho en el orden personal y profesional -triste destino de muchas celebridades, más o menos oportunistas(como lo fueron Alejo Carpentier y René Portocarrero y lo fue Gabo que, por muy bien que escriba no deja de ser un tremendo caradura). En el caso de Alicia, yo la admiro en su mundo; pero eso sí, cuando se salta el espacio que le corresponde y se empeña en la defensa del “proyecto revolucionario” -cumplido obligatorio que le debe a los Castro- es cuando creo que en realidad atrapa la esencia interpretativa y se transforma en cisne , porque es entonces cuando grazna tal cual lo hacen estos bellos animales.

jueves, 13 de septiembre de 2012

EL DESEADO

De Luis Alberto Rodríguez López, -para servir a Dios y  usted-,  no se sabe con certeza de quienes desciende, porque si bien está reconocido como hijo de Guillermo Rodríguez del Pozo, general en el depauperado ejército del régimen se desconoce públicamente la identidad de la madre que lo parió. Alberto, del que también se desconoce su trayectoria revolucionaria, es reconocido por el pueblo como  hombre que ha cumplido con sus deberes conyugales  y porque parece ser, con una hoja de servicio intachable (importante consideración a tener en cuenta por un aspirante a la jefatura del gobierno en semejante país, donde el sexo tiene categoría de deporte nacional).  Pero lo cierto del caso es que, con su perseverancia y actitudes, discreción suma y capacidad operativa, de Alberto puede  decirse,utilizando el claro y descriptivo  sermo mechica, que se ha chingado a la hija, al padre, al tío y al Espíritu Santo.  Y que, situado ahora mismito en el umbral de la puerta grandota, no cometerá un error que lo eche todo por la borda.  Así que ya pueden irse preparando, los cubanos, para una próxima-futura albertocracia que soltará la mano en algunas cuestiones, pero que tratará de mantener intacta, por todos los medios, la estructura de poder.

¡Salve Luis Alberto!  ¡Te lo has ganado a pulso! ¿Cuánto no has tenido que callar escuchando las sandeces de tus superiores?   ¿Cuánta paciencia para evadir los perniciosos efectos de los chismes entre mujeres? Las hábiles maniobras para parar los golpes sucios de la bruja     
Dalia, enemiga jurada de las hermanas Espín y, por consiguiente, una piedra en tu camino,  has conseguido sortearlas con habilidad; pero no olvides que alguien siempre habrá que reclame para sí los derechos a los que con tanto esfuerzo te has hecho acreedor; alguien que te echará en cara alguna vez tu condición plebeya, porque no circula por tus venas la sangre del Caballo.  Pero esta es y será tu lucha, Alberto,y sólo podrás triunfar cuando te los chingues ¡ a todos!

lunes, 10 de septiembre de 2012

LAS CABEZAS CORTADAS


Aunque las noticias acerca de una nueva depuración en las altas esferas del gobierno no aportan ninguna solución a los cotidianos problemas de la gente común y la epidemia de cólera continúa progresando de Oriente a Occidente como en los mejores tiempos de la Cuba clásica. el castrismo insiste, una y otra ez, en sus viejas fórmulas de control periódico con el consabido objetivo de reafirmar la autoridad de la“familia” dejando bien claro que, sobre ellos, nadie en esa Isla y el complejo de sus cayos e isletas adyacentes está dotado de suficiente poder como para transgredir los límites del poder supremo que sólo a ellos, los Castro, corresponde por derecho de conquista, a la manera que se dice en las antiguas novelas medievales y porque así han sido y son las cosas cuando un caballero conquista una ínsula por muy barato que le haya sido dado el gobierno. ( Era costumbre por aquellos tiempos regalar ínsulas a los escuderos, pero no ahora, que se estila reservarlas para los más jóvenes de la familia).

Sancho Panza, que fue un hombre muy sabio, despreció en su momento la gobernación de Barataria, pero hoy todos sabemos que lo hizo porque le adornaban virtudes que no se corresponden con los tiempos actuales, cuando se impone el liberalismo y, hasta los que hacen prédicas de comunismo se transforman en vulgares hombres de negocios. Es así como han e(in)volucionado los Castro, amos, dueños y señores de la ínsula de Cuba, enclavada en el Mar Caribe y preñada de alcantarillas podridas, regadas las calles de sus ciudades por aguas albañales, contaminados sus acueductos .infectados y malolientes sus mercados y mataderos, derruidas las viviendas de la población que subsiste de puro milagro y gracias a la benevolencia de ese querido y tan odiado imperialismo yanqui sin el cual nunca hubiéramos podido elaborar nuestra ejemplar doctrina, tal como los monoteístas requieren y necesitan la existencia de un Satanás contra el cual luchar.

El papel, dicen, aguanta lo que le ponen; pero parece ser que, el pueblo cubano,también, porque se trata nada más y nada menos de medio siglo el tiempo que llevan estos isleños rumiando la cantaleta reiterativa y obtusa con la que justifican sus desmanes los que han dilapidado todas las riquezas del país en aventuras militares, monumentales entramados de espionaje y ayudas a todos aquellos regímenes, buenos o malos, que se prestaran a actuar como coristas en el grandioso espectáculo que se vendió al mundo como Revolución Cubana, mientras la población del país asistía, con el paso del tiempo, a la pérdida de todos los beneficios que en un principio recibió de un programa de gobierno aparentemente humanista que se desarrollaba y encogía al ritmo de la voluntad de una sola persona: El Investido de Poderes -que diría Alejo Carpentier- en una democracia directa -que así definió aquel fenómeno Jean Paul Sartre-.

Con una cuarta parte del total de la población residiendo en el extranjero, una población penal desproporcionada en exceso y decenas de miles de cadáveres regados por el camino, lo mismo en los campos de batalla del Tercer Mundo que ahogados y asesinados en el mar cuando trataban de escapar del infierno en el que se convirtió su país -que por todas estas muertes deben responder los mismos- la desmoralización nacional ha alcanzado niveles insuperables hundiendo al pueblo en un marasmo de contradicciones éticas que parten del rechazo a lo propio para aventurarse e lo ajeno, lo que apenas se conoce, pero que, de ninguna manera, puede ser algo peor. La Familia, sin embargo, continúa su camino, plantada en sus trece, disfrutando y degustando “las mieles del poder” al que se consideran dueños a perpetuidad: viajan, viven y estudian en el extranjero y departen, tete a tete, con funcionarios gubernamentales de otros países sin necesidad de ostentar nombramientos oficiales, les basta el apellido, son Castro, es suficiente, todos los reconocen y admiten sean los propietarios de aquel país tan exótico en el que se han mangado hasta el último chavo. Y aunque está muy claro que ya se han hecho más que acreedores al merecido castigo, está por ver hasta dónde van a continuar soportando los cubanos este régimen de oprobio o si, como el papel, continuarán aguantando todo lo que les ponen encima.

martes, 21 de agosto de 2012

SOLO LA VERDAD NOS HARÁ LIBRES


Todos en Cuba saben que, a los disidentes, los vigila el gobierno a toda hora y en todo momento.
Todos en Cuba saben que, contra los disidentes, los servicios de seguridad del gobierno emplean
todas las argucias, legales e ilegales, que existen en este mundo de Dios
¿Por qué o por cuales motivos tenemos que admitir, a priori, la inculpabilidad del gobierno o de sus servicios de seguridad respecto al fallecimiento, en un accidente automovilístico del señalado opositor al castrismo Oswaldo Payá y de uno de sus colaboradores?
El joven español que conducía el vehículo, después de varios días de arresto en un centro de una
policía política, cuyos métodos, calcados de la antigua KGB soviética, no hay que explicarle a nadie cuánto son de crudos y efectivos, se ha declarado responsable de todo lo acontecido en el dramático accidente. Un tipo de confesión al que ya estamos acostumbrado los cubanos, porque se ha venido repitiendo, en las más contradictorias circunstancias desde la instauración de la dictadura castrista.
En lo que respecta al cuarto hombre en el drama, un sueco que fue oportunamente liberado y que ya se encuentra de regreso en su país, se ha convertido, en ausencia, en un elemento disociador que
introduce dudas y deja el campo libre a la posición del gobierno. ¿Qué consiguió a cambio este hombre con esta actitud? ¿Protegió a su compañero detenido y continúa haciéndolo de esta forma?
Si tomamos en cuenta que la causa en la que está imputado este joven español es grave y que. sin lugar a dudas, resultará condenado, el razonamiento adquiere cierta lógica (Si hablas, lo pagará aquel).
La hija de Payá ha declarado que había recibido una llamada telefónica de su padre en la que éste le
refirió que el automóvil en que viajaba era perseguido por otro con persistencia. Esto es una verdad como un templo, porque es un método habitual y rutinario empleado por la SE. Pretender evadir esta persecución acelerando un coche en las depauperadas carreteras dela Isla no puede haber dudas de que constituye un suicidio, Por consiguiente: ¿No puede ser entonces considerado este accidente como provocado?.
La última opción sería la de que todas nuestras conjeturas sean falsas y todo en realidad sea como dicen los medios oficiales del gobierno,
Sólo la verdad nos hará libre!

miércoles, 25 de julio de 2012

Que parezca un accidente


No soy católico practicante ni deísta de postura dogmática, fuí educado de niño en  el cristianismo romano; pero, en mi adolescencia me salté muy pronto los límites que imponen los dogmas de fé pasándome al liberalismo ideológico con todas sus consecuencias o lo que es lo mismo: al juicio de rigor en cada momento y en cada circunstancia. En el breve espacio de tiempo que lleva en el aire este blog -que  se inició con motivo de la muerte de Orlando Zapata Tamayo en una huelga de hambre que efectuaba como protesta pública contra el régimen castrista en una cárcel cubana- ya suman  ocho  las muertes  en extrañas circunstancias de personas significadas  por sus actividades   de desacato  a los postulados ideológicos de la singular disciplina político-social que impone la satrapía a la población del país.
Oswaldo Payá -no me cabe la menor duda- fue un hombre extraordinario y una persona -concepto cristiano- excelente.  Su valor personal trascendía de sus actos y su actuar comedido, en perfecta sintonía con la comunidad religiosa cuya representación asumía le elevó a la consideración de personalidad internacional.  Su nombre -lo asumo  también- tenía que tener uno de los primeros números en la lista  de víctimas propiciatorias de las SS castristas, ahora comandadas por El Deseado,  Luis Alberto Rodriguez López, el yernísimo, aparentemente dispuesto a limpiar de piedras el camino antes de oficializar su mandato.
Lo orquestaron todo a la perfección como en la mejor de las películas de gángsters; en principio, con el inefable Ricardo Alarcón en Madrid  se pretendía y se logró amortiguar la reacción del gobierno del Partido Popular tradicionalmente muy crítico con el régimen castrista.  El momento apropiado lo determinó la lejanía  de la capital de la Isla  dictada por el lugar en el que se produjo el accidente y lo favorecía la presencia en el coche de  extranjeros de paso.  Si todos los que viajaban en el vehículo perdían la vida pues, mucho mejor; pero si alguien sobrevivía comenzarían las pesquisas y el proceso, dirigido directamente desde el Palacio de la Revolución que se quedó en el nombre.
No hay un solo cubano en este mundo que se trague esa píldora.  Como sucedió en el pasado, el fracaso de los moderados le abre camino al radicalismo, poco a poco, pero lo abre.  El final de la tragedia parece estar cada día más próximo..

¡Oswaldo Payá, descanse en paz!

                                                          

domingo, 8 de julio de 2012

¡Qué será, será...!

    Dicen en La Habana las malas lenguas que, al Dictador Emérito le quedan apenas unas pocas afeitadas y que el Dictador Vigente es posible se nos marche primero.  La pregunta de rigor es la de siempre en estos casos: ¿ Y ahora , quién viene?  No sobran candidatos, hay que decirlo; pero tampoco faltan.   En principio tenemos a Mariela, la candidata española, alguien que se esfuerza por irradiar simpatía y que, por lo menos, no ha matado a nadie. La alternativa a su candidatura le corresponde a su cuñado, el marido de Deborah y representante de la comunidad local: se dice de él que ya, en estos momentos, es el gonernante de facto, actuando como jefe supremo de las SS que, como sucedió en la Alemania nazi en los momentos inmediato-anteriores al colapso se depuraron a sí mismas y ocuparon todos los puestos de importancia.  Semejante  represión vaticina el final.

  Dicen en La Habana las malas lenguas, que Mariela es buena y, que de todos los males sería el menor y yo mismo, que solamente deseo la total desaparición del régimen, la aceptaría dirigiendo la transición  a la democracia aunque  no creo posible  que pueda llegar ella a gobernar sin antes destruir el cuartel general del aparato represivo que, aparentemente, responde ciegamente a la voz de mando de su cuñado..  Y es así como nos encontramos los cubanos con un dilema que cuenta con  un formidable precedente histórico: la fragmentación del Islam tras  la muerte del Profeta: ¿La hija o el cuñado?.

   Dicen las malas lenguas en la capital de  ese reino que se ha constituído en la que una vez fue República de Cuba que al  yernísimo le sobra mala leche y le falta moralidad, que es un corrupto y que  invierte los dineros mal habidos de la familia en las Bolsas de Nueva York y Madrid  (¡Hasta donde has llegado Revolución Cubana!). Es criollo; pero a los nacionalistas independentistas nos da lo mismo: lo colgamos igual de la primera guásima  que encuentren nuestras fuerzas en el camino cuando se produzca lo que tiene que producirse: un levantramiento general de la población . ¡Pobre Cuba! ¡Cuánta desgracia has venido acumulando a lo largo de toda tu historia!.


Los Mutantes


Viven apresados en la insatisfacción perpetua de haber nacido en un país que muy pocas cosas les ofrece. Sueñan -por consiguiente- un cambio que revalorice sus mediocres existencias y es así como aparece la idea de adquirir una nueva nacionalidad. Una cualquiera; aunque sean preferibles la estadounidense y la española. A partir de allí es que la cosa cambia porque, como nunca se pierde la nacionalidad de la desgracia ya se puede pensar en otros términos y presumir ante aquellos pobres miserables a los que se ha dejado atrás. Son los mutantes, malformación congénita a la que ha dado lugar la endogamia del “hombre nuevo”, guevarista y ateo.

Viven para viajar, traficar y presumir de pasaporte extranjero, No le pregunte usted nada acerca de la historia de la tierra que le ve nacer y, mucho menos, acerca de la historia del país que ha conquistado, pues aunque suelen exhibir títulos de doctores no son más que analfabetos funcionales cegados por la vanidad y la desvergüenza. No tienen dignidad, por la sencilla razón de que nacieron sin ella. Pero conscientes de su pecado, desatan todos sus odios contra aquellos que viviendo el destierro en verdadero ejercicio de patriotismo se niegan a entrar en sus rejuegos de personal despreciable y mal nacido. ¡Nadie podrá matar jamás los ideales de Cuba Libre! A todos los traidores, ¡a todos!, que son muchos y diferentes se les ajustarán las cuentas el día de la redención.

No motivan estas palabras resentimientos y fatuas consideraciones, se trata, simplemente, de una observación de rigor ante el panorama que se regala ante nuestros ojos: ancianos cubanos, hijos de españoles que reclaman a la patria de sus padres lo que la suya propia, después de una larga vida de trabajo y sacrificios es incapaz de darles; pero !Eso sí¡ de robarles, utilizando mil artilugios, trampas y mordiscos. Jóvenes que desposan al primero en llegar con el único propósito de abandonar esa tierra desgraciada. No hablemos de aquellos que perdieron la v ida en el mar y de aquellos otros -infelices negros sin familiares en el extranjero- que fueron fusilados por robar una pequeña embarcación. Todo se junta, todo se mezcla y produce esta indignación suprema que puede un buen día tal vez muy próximo producir el revulsivo definitivo y dar al traste con este régimen de oprobio que en cadenas mantiene sumidos a los hombres y mujeres de su pueblo.

sábado, 9 de junio de 2012

Castrismo infecto-contagioso

Como una plaga de langostas  los emigrados cubanos se han dispersado por todo el planeta.  
Algunos, aprovechando la ocasión de un viaje al extranjero en funciones de gobierno, otros, como invitados de familiares afincados  en el exterior y, algunos otros , aprovechando las circunstancias
más extrañas y complicadas  situaciones.  El movimiento migratorio que se inició con los lancheros de la década del sesenta que se cobró miles de vidas por el fuego de las armas de los guardacostas cubanos y nutrió de otros miles de personas las cárceles del castrismo daría paso a los asaltos a las embajadas y a la eclosión del Mariel como lo fue antes la de Camarioca.  Fue a partir de entonces que la postura intransigente del castrismo saltó por los aires y una nueva política con relación a los problemas migratorios  fue adoptada por el régimen siguiendo aquel principio oriental de,"si no puedes derrotar a tu enemigo, únete a él".  Ha sido así como la emigración se ha convertido en el primer negocio, a escala internacional, de la dictadura cubana que ha explotado y explota cada nueva veta  con apasionado interés.  En este orden de prioridades las comunidades cubanas de los EEUU y España ocupan lugares preferentes; la última y la penúltima potencias coloniales en el continente americano parecen librar una batalla sorda en este sentido con la vista puesta en el post-castrismo cuando ya es evidente que el régimen, no solamente hace aguas sino que se hunde irremediablemente. Política de Estado, señores, nada más y nada menos, que persigue la creación de una comunidad  suficientemente numerosa y solvente para influir en la política internacional y económica de la tal democracia ( como sucedía en la década del treinta con la comunidad española que, en la Isla, representaba casi un 30% de la población del país). La tolerancia y el novedoso enfoque que se da ahora en España a los emigrantes del castrismo que no son necesariamente adversdarios del régimen sino más bien todo lo contrario queda así esclarecido y explicado.  Las tácticas de la dictadura, consecuentemente , se han ajustado a la nueva situación.  Si el gobierno Chino, vigente campeón mundial del comunismo financia y estimula a sus ciudadanos a la conquista del comercio en todo el orbe ¿Por qué no adoptar la fórmula modificándola  según nuestros intereses?  Pongamos como ejemplo lo que ya tenemos en la ciudad de Las Palmas: bares, pizzerias, salas de baile, autoservicios, agencias de viajes y por allí adelante a lo que hay que sumar la mensualidad que debe pagar cada cubano residente en España para conservar el derecho a regresar a su querida patria, alguna vez cada año, y a los extras por los boletos,  los días de estancia en la tierra de sus antepasados,  el peso del equipaje  y por lo que se le ocurra al nuevo jefe de aduanas en el aeropuerto de La Habana desesperado por ascender en la escala jerárquica.  Esto es lo que tenemos. Y así de bien nos caen las pensiones que generosamente paga España a los hijos de sus ciudadanos nacidos en el extranjero  y así de bueno sería que cobraran un sueldo los jóvenes y se lo trajeran también. El castrismo vive un verdadero idilio con España.  Lo que todavía no está claro es lo que piensan conseguir en España con todo esto.

jueves, 26 de abril de 2012

La Habana de todos los Santos (y II)

La infancia del Hombre se perdió en los recuerdos que se llevó a la tumba. Hoy podemos afirmar con certeza que fue una infancia infeliz, junto a una madre abandonada a su suerte por el marido que nunca reconoció a su hijo. De manera que el niño que alguna vez fue el Hombre, registrado y bautizado única y exclusivamente por su madre, recibió el nombre de Rubén Zaldívar y se crió en un batey miserable cortado por guardarrayas donde los guajiros amarraban caballos a los portales de los bohíos. Todo conspiraba en su contra. Y estigmatizado por su único apellido, el color de su piel y la singularidad de sus rasgos (algún cronista llegó al delirio descriptivo considerándolo hijo de hombre chino y mujer negra), muy poco, o nada podía esperar conseguir en aquella Cuba detenida en el tiempo a pesar de tantas revoluciones.

El primer empleo del joven Rubén Zaldívar lo fue el de guardabarreras de ferrocarril en su localidad de residencia, el poblado de Banes, ubicado en la zona más oriental de la Isla. Cómo, cuándo y por qué ingresó en el ejército son tres preguntas de las cuales sólo la última no necesita respuesta, aunque posteriormente, cuando se hizo famoso, se aclarara la figura de su presumible progenitor como la de un sargento del Ejército Libertador que sirvió a las órdenes del general Maceo. Pero ni siquiera sus apologistas han querido urgar demasiado en este pasado tormentoso y han preferido siempre dejarlo todo entre brumas, insistiendo en las dificultades y el interés por superarlas de nuestro biografiado.

Se ha fijado como su fecha de nacimiento el día 16 de enero de 1901. Se sabe que ingresó en el ejército veinte años después y que, en 1925, consiguió agenciarse en unas oposiciones el empleo de Cabo. Así fue trasladado, desde la cuarta compañía del Batallón número 1 de la guarnición de La Habana, a la Guardia Rural, un cuerpo en el que, un año más tarde, ascendió a Sargento.

En el ejército encontró la seguridad económica y las posibilidades de superación que su humilde progenitora no le pudo ofrecer. Aprendió a leer y escribir, recibió la enseñanza elemental básica y adquirió disciplina en el más genuino sentido de la expresión. No sabemos si tuvo padrinos que le facilitaran encauzar sus aspiraciones en las fuerzas armadas, pero lo cierto es que logró sus objetivos y que, habilidosamente, dirigió su preparación de forma inteligente, evadiendo las especialidades puramente militares, que limitan el horizonte del hombre que hay dentro de cada soldado. Así fue que se graduó mecanógrafo y taquígrafo garantizándose un futuro si dejaba el uniforme.

Durante su primer destino en la guarnición de la capital, tuvo la suerte de servir en la escolta del Presidente del Gobierno -Alfredo Zayas- y de utilizar a voluntad la nutrida biblioteca de la finca presidencial. Zayas -como ya hemos dicho- lo sobrenombró Polilla, calificativo que tiene en Cuba un carácter laudatorio. Esta fama de aplicado al estudio entre los soldados le valió para que le designaran secretario de actas en la memorable asamblea en la que percibió Sergio Carbó la posibilidad de un golpe militar.

Embarcó en aquella aventura. Pero, conservando la distancia, se situaba siempre detrás de Pablo Rodríguez, que era quien daba la cara como capitán de la revuelta, mientras él esperaba su oportunidad confiado en que, las limitaciones de Rodríguez -incapaz de pronunciar un discurso y, mucho menos, redactar un documento- contribuyeran a su encumbramiento personal. Porque ya sabía donde estaba el poder y tenía conciencia de su valor como elemento decisivo en el desarrollo de los acontecimientos. Esto también explica su comedida respuesta a la sugerencia de Carbó antes de firmar una proclama de las fuerzas coaligadas contra la dictadura machadista.

-¿Le pongo General?  -le preguntó Sergio Carbó-.
-Déjeme de Coronel -fue la respuesta de Fulgencio-.
Desde principios de 1934 hasta finales de 1940 la isla de Cuba estuvo sometida a los dictámenes de un gobierno militar maquillado de civilismo y liderado tras bambalinas por Fulgencio Batista, apoyado por la oligarquía criolla y un sector muy importante de la población que, a través del ejército, los cuerpos de seguridad y los servicios públicos mejoró sus condiciones de vida a expensas del negocio a que daba lugar la política.

La primera fase del plan batistiano para consolidar el poder pasaba por la desarticulación de los grupos "de acción" que sobrevivieron a la lucha contra Machado y estaban impregnados del prestigio de la victoria. La eliminación física de sus principales dirigentes y la escapada a los exilios de los que vieron amenazadas sus vidas se tradujo en el primer éxito parcial conseguido por el gobierno militar en esa dirección. Paralelamente, Batista maniobró con inteligencia para desactivar hasta donde fuera posible las leyes grausistas, sin suprimirlas para no irritar a la población e ir ganando tiempo hasta conseguir galvanizar la vida pública.

En el ínterin de este período, se había producido la Guerra Civil Española y un millar de jóvenes cubanos, muy politizados, viajó a la península para integrarse en las Brigadas Internacionales que defendían la República. Este hecho también facilitó las cosas al gobierno que se quitó de encima la presión de estos combativos activistas y así la pax batistiana ganó espacio sin mucha resistencia.

En abril de 1939 la guerra en España terminó y los brigadistas cubanos regresaron a La Habana marcados por aquella experiencia dramática. Asimismo, muchos españoles, en un flujo ininterrumpido, siguiendo los más excéntricos itinerarios, arribaron a la Isla para vivir el exilio. En lo que a los "retornados" respecta, no tardaron el volver a sus andanzas, mientras muchos exiliados españoles se integraban al laborantismo en organizaciones y grupos.

Pero ahora era Europa la que estaba al borde de la guerra y las naciones del continente americano veían renacer las expectativas de una rápida recuperación económica a expensas de la hecatombe en el Viejo Mundo. La maquinaria industrial norteamericana se afincaba aceleradamente y sus requerimientos de materias primas superaban todas las previsiones. El azúcar, el tabaco, los alcoholes y los metales no ferrosos, pero estratégicos, iban a proporcionar al país una posibilidad antes sólo vislumbrada, de un rápido desarrollo económico.

Una fuerte corriente migratoria se produjo entonces y, a la Isla, comenzaron a llegar hombres y mujeres de las más diversas regiones del mundo: jamaicanos y haitianos de las islas vecinas, chinos, judíos, árabes, etcétera.

En medio de tal optimismo y con los cabos atados Fulgencio, mejor asesorado esta vez, convocó una Asamblea Constituyente e hizo al legislativo asumir las leyes del año 1933 con el beneplácito de los sectores vinculados a su dictadura. Así que, cuando estalló la guerra en Europa, Cuba estaba pacificada, debidamente organizada y con todo su potencial productivo dispuesto para aprovechar la ocasión. Un período de Vacas Gordas que iba a propiciar el triunfo de la candidatura de Batista en las elecciones presidenciales que se anunciaban para el período 1940-44.

Don Ramón Grau volvió a ser el adversario a derrotar. Esta vez en su condición de candidato a la presidencia del gobierno por el Partido Revolucionario Cubano (Auténtico), fundado en 1933 en la Universidad de La Habana a partir de la plataforma histórica del fundado en 1892 por José Martí para dirigir la guerra por la independencia de Cuba y Puerto Rico.

Aunque de su precedente apenas tomaba las siglas y alguna que otra concepción, los Auténticos, representaban una opción fiable que apoyaba su discurso en el recuerdo de los sucedidos en el transcurso del tiempo durante la primera administración de Don Ramón. Pero las limitaciones de proyección Auténticas todavía hoy giran sobre el mismo círculo vicioso y continuan -¡a estas alturas!- reprochando a Batista su herencia mulata -en palabras de Mongo Grau, sobrino de Don Ramón-, antes de ocuparse de los sucedidos y de las fechorías que, según ellos, cometieron los batistianos para alterar los resultados en el conteo de votos electorales y garantizar el triunfo de su candidato. Mongo Grau habla de colegios electorales incendiados y millares de boletas alteradas. También se acusa al Partido Socialista Popular de apoyar a Batista, algo absolutamente cierto y lógico después de haber sido legalizado por el gobierno en funciones, actuando ambas partes en sintonía con el idilio modélico Stalin-Roosevelt.

Ganó Batista aquellas elecciones, pero también ganaron los Auténticos que, a partir de entonces, ampliaron sus bases considerablemente. Como estaba previsto, el estallido de la Segunda Guerra Mundial estimuló las actividades económicas en América y Cuba, tan lejos de Dios como próxima a los EE.UU, se benefició en estas circunstancias. Los inversores extranjeros ahuyentados con la aplicación de las leyes de 1933 volvieron a casa y un notable crecimiento de la industria y los servicios se tradujo en un estado de bienestar económico hasta entonces desconocido. Los precios del azúcar subieron como la espuma durante aquellos cuatro años de legislatura y, con la demanda, el aumento de la producción se trajo consigo un replanteamiento de las infraestructuras, la multiplicación de la actividad agropecuaria con la desaparición del desempleo rural y el incremento de los servicios en las urbanizaciones. La producción de energía eléctrica superaba ahora, muchas veces, el registro de los años anteriores y los medios de transporte automotores, públicos y privados, causaban por su gran número admiración.

Los generales de Batista, la nueva casta militar surgida de la revolución del 33 constituían, junto a sus oficiales, un ariete que despejaba cualquier duda acerca de la debilidad o fortaleza del régimen. Negros y mulatos muchos entre ellos, de origen humilde la mayoría, las elevadas posiciones que ocupaban en las fuerzas armadas reivindicaban las insatisfacciones heredadas desde 1901, cuando el gobierno interventor norteamericano licenció arbitrariamente a la gran masa de soldados mambises, en inmensa mayoría negros y mulatos por considerar, en palabras de Don Manuel Moreno Fraginals, que era una fuerza no controlada y no reconocida oficialmente, pero imposible de ignorar. Añadiendo el mismo autor: "un primer paso, aparentemente inocente para solventar la situación fue no mencionar el color de la piel en las planillas de licenciamiento. De esta manera se evitaba que alguien, contando expedientes, diera razón a España cuando afirmó que la Guerra de Cuba era Guerra de Razas".

Ante la luz de estos razonamientos, se comprende perfectamente el origen de la popularidad de Batista entre ciertos estamentos de la sociedad cubana. Si lo echó todo a perder forzando a cada momento las circunstancias o porque a veces las acciones de sus subordinados se le escapaban de las manos, eso no significa que pueda obviarse el rol que, como personaje principal, en su momento, jugó en el proceso natural de desarrollo de las fuerzas sociales y la integración de la nacionalidad cubana.



Bibliografía

1.- "Fabulario. Retrato de una época".
     Mario Kuchilán.
     Ediciones Huracán. La Habana 1967.

2.- "Mongo Grau. Cuba desde 1930".
     Mongo Grau.
     Editorial Agualarga 1997.

3.- "Retorno a la Alborada".
     Raúl Roa.
     La Habana 1965.

4.- "La Revolución del 30 se fue a Bolina".
     Ídem.

5.- Programa de la Joven Cuba.

6.- Artículos publicados en la revista Bohemia.


La Pentarquía y Batista. Portela, Irizarri, Franca, Grau, Carbó y Batista. Foto publicada en la revista Bohemia.


Batista se dirige a la multitud desde el balcón del Palacio Presidencial, a su izquierda Carlos Prío Socarrás y don Ramón Grau San Martín, a su derecha Carlos Miguel de Céspedes.


Una foto poco conocida de Batista y sus oficiales en los años 30.
   


    Manifestación en apoyo del gobierno de Batista. 

martes, 24 de abril de 2012

La Habana de todos los Santos

"Todo lo hizo Olofi. Todo es de Olofi. Hizo el mundo, los santos, los hombres, los animales, y luego les dijo: Ahora arréglense ustedes".



Fulgencio Batista, el hombre fuerte de Cuba durante dos décadas ha sido juzgado siempre con inaudita severidad, conceptuado causal de todos los males para el país y sus gentes por los siglos de los siglos. En realidad, sin embargo, Fulgencio no fue peor ni mejor que sus predecesores en el cargo de Jefe de Gobierno, sin dejar de considerar que su inmediato sucesor le ha superado en todos los aspectos. En su favor, en cambio, se puede señalar sin interés alguno en justificar su mal proceder que el país que gobernó, por joven en el mundo de las naciones independientes, carecía de la solidez institucional propia de las naciones viejas y de una nacionalidad -cubanidad- integrada e integradora. Presente griego que nos dejó el colonialismo a los cubanos con la carta de independencia: una sociedad estratificada y racista gobernada por una oligarquía criolla afecta a una perversa auto-glorificación.


Batista llega a la presidencia después de Gerardo Machado -el último general histórico y el primer en transformarse en dictador- y la vida política cubana adquiere una nueva dinámica con el activismo de una clase pequeño burguesa emergente, no vinculada al patriciado y estrechamente relacionada con el estamento español remanente, enfrentada a la ilegalidad machadista. Su fulminante ascensión obedece a las necesidades de esta revolución que no puede consolidar su triunfo sin el apoyo de un ejército cuyos suboficiales y soldados -mulatos, negros y guajiros- comparten la misma miseria. Hombre de origen humilde, impureza de sangre, solar desconocido y mediana instrucción, la popularidad entre la tropa del Sargento Jefe del Ejército Revolucionario: Fulgencio Batista y Zaldívar marca, por carambola, un hito en la historia del proceso social cubano y señala un momento crucial en el camino hacia la consolidación de la nacionalidad y la subsecuente estabilización de la vida pública a través del ascenso social de muchos negros y mulatos, que no prosperó por la aparentemente eterna incapacidad cubana para lograr un consenso en ese sentido. Las marujerías de sus patrocinadores, los pentarcas: tan ilustrados como pícaros personajes, lo impulsó a la disidencia. Consejeros tuvo. Había aprendido que el mando del ejército significaba la suma del poder en Cuba.

La tradición oral señala a Sergio Carbó, un destacado periodista vinculado a las fuerzas de izquierda, como promotor de la brillante idea. En una fortaleza de la capital, una asamblea de soldados y sub-oficiales autorizada por el Alto Mando, discutía las necesidades de las tropas para acordar y elevar a la superioridad sus reivindicaciones. Hoy sabemos aquellas demandas no superaban la conveniencia de un nuevo modelo de uniforme, el derecho de los soldados a usar gorra de plato y el cobro de los salarios atrasados. En opinión de Carbó era perfectamente posible, con una simple vuelta de tuerca, transformar aquella asamblea en un levantamiento que, de forma incruenta y fulminante, dada la superioridad que suponían los complotados, se haría con el control absoluto del ejército. Presidía la asamblea el sargento de primera Pablo Rodriguez, actuaba como secretario de actas el sargento taquígrafo Fulgencio Batista. Ambos hombres aceptaron la propuesta de Sergio Carbó.

La historia que referimos se inicia pues el 4 de septiembre de 1933. Ese día, un levantamiento militar comandado por los sargentos Rodriguez y Batista asumió el control de todas las unidades militares en la Isla y dió el golpe definitivo a la dictadura del general Machado. El dictador derrocado escapó a las Bahamas y un gobierno colegiado, en representación de todas las fuerzas y grupos políticos que habían participado en la revolución, asumió la jefatura del gobierno para inmediatamente delegarla en la persona del doctor Ramón Grau San Martín, muy apreciado por los estudiantes universitarios. Fulgencio Batista fue ascendido por los pentarcas a coronel y Pablo Rodriguez asumió la jefatura de las fuerzas armadas nombrado por Don Ramón; pero la suerte estaba echada y el destino de Batista se unía de modo mágico al de la República. Cuatro meses más tarde ya era el hombre más poderoso del país.

La primera esposa de Batista se nombraba Elisa Godínez y ejercía de lavandera cuando el joven matrimonio residía en la calle Tamarindo, en la ruta que fue de los tranvías primero y de las guaguas después. En aquel entonces, Batista era sargento de segunda y completaba sus emolumentos dando clases de taquigrafía en una academia particular que radicaba en la calzada de Jesús del Monte, a la altura de la calle Lagueruela en la barriada de La Víbora. Hasta ese lugar se trasladaba desde su casa todas las tardes en un "tres patás" que de alguna forma había conseguido agenciarse, probablemente durante su destino en la guardia personal del presidente Alfredo Zayas.


El periodista de origen chino Mario Kuchilán, que se interesó en biografiar a Batista después de ingerir contra su voluntad una generosa ración de palmacristi en una estación de policía batistiana, atribuye a Zayas uno de los más presentables sobrenombres que tuvo Fulgencio, el de Soldado Polilla. La ración de palmacristi le fue administrada a Kuchilán por haber publicado en el diario -para el cual trabajaba- un dibujo burlón que llevaba por título: "Él iza la bandera". Lo de Soldado Polilla le fue adjudicado a Batista porque el presidente Zayas lo sorprendió más de una vez leyendo durante el cumplimiento de sus guardias y eso le pareció encomiable.


Otros sobrenombres tuvo, antes y después de haberse elevado al trono de Cuba. Entre los primeros figuran el de Nemo o Memo y el de Mulato Lindo, con el cual le bautizaron sus compañeros en las fuerzas armadas. Después del triunfo de la revolución contra Machado recibió el ostentoso calificativo de: "Este es el Hombre", o "El Hombre". Una sentencia debida al sabio cubano Don Fernando Ortiz que, en una ocasión dijo: "Lo que Cuba necesita es un Hombre". Y por último, ya en años de su dictadura, relativo a su aspecto físico y a su localidad de nacimiento, Banes, donde se habían realizado notables descubrimientos arqueológicos precolombinos le salió el de "Indio", o "El Indio". Divulgándose entre la población la leyenda de un indio, "un ser", que se manifestaba periódicamente y velaba por su salud y seguridad.


El segundo matrimonio del Honorable Presidente de la República, Mayor General Fulgencio Batista Zaldívar lo fue con Martha Fernández Miranda, una muchacha de elevada estatura a la que conoció después de atropellarla con su coche en la Quinta Avenida. Un encuentro fortuito y brutal. Martha paseaba en bicicleta, el chofer de Batista no pudo evitar la colisión. Y el general pretendió superar tal desastre presentándose en el hospital donde se recuperaba la chica con un ramo de flores. Al poco tiempo hubo boda y campanas al vuelo.


Para la sencilla Martha Fernández Miranda la vida adquirió, a partir de entonces, una enorme gama de satisfacciones. De un plumazo, pasó a ser la Primera Dama de la República y sus aduladores comenzaron a llamarla Martha del Pueblo. A su marido lo trató siempre de General, al menos en público, y su actividad personal fue discreta y más bien vuelta hacia el interior de su propio ámbito, como una mujer árabe que camina por la calle detrás y a una cierta distancia del padre de sus hijos. Separarse legalmente de Elisa fue para Batista una verdadera pesadilla, pues tenían ambos una hija en común con problemas mentales y Elisa le pasó factura por sus sacrificios anteriores. Pero al Hombre no se le negaba nada en aquella isla de aventura y ensueño.


En sólo cien días, el gobierno presidido por Don Ramón Grau imprimió un impulso decisivo al proceso social cubano, hasta entonces aletargado en el espíritu de sus instituciones mediatizadas. Integrado por personalidades de las más diversas tendencias ideológicas, entre las cuales prevalecían izquierdistas y nacionalistas, el gobierno de Don Ramón redactaba y aprobaba, una tras otra, disposiciones y decretos que revolucionaban la vida en la Isla.


Así quedó sin efectos la Constitución de 1901, redactada a instancias del gobierno interventor norteamericano sobre la base y el modelo de la Constitución de las Estados Unidos de América y fue promulgada la ley del 50% que obligó a los empresarios a contratar una mitad de la plantilla de trabajadores cubanos, algo que, asombrosamente, no sucedía. Decretos sobre las condiciones de pago para proteger a las familias arruinadas y una ley de Usura que establecía el máximo interés a pagar por un préstamo en el 12%. El reconocimiento de los derechos electorales de la mujer. Y la autonomía universitaria, un reclamo de los estudiantes.


Del Ministro de Gobernación de Grau, Antonio Guiteras Holmes, comentaba el pueblo que dormía con la estilográfica y los folios vírgenes al alcance de la mano y que, a la manera de los poetas surrealistas, tomaba notas a medianoche de las ideas que, para nuevas leyes, se le ocurrían en la vigilia. A él se debe el proyecto para la nacionalización de la empresa eléctrica con el objeto de abaratar el servicio a la población.


Era Guiteras un hombre insertado en su tiempo, y sus avanzadas ideas sostenían un discurso de singular equilibrio entre las propias al socialismo -evitando caer en la órbita soviética- y el nacionalismo de extrema derecha, de moda entonces en Europa y representado por la organización revolucionaria primero y partido político después, ABC, que luchó con inaudita ferocidad contra la dictadura de Machado y, tras el triunfo se radicalizó, creando los destacamentos paramilitares Camisas Verdes, en el estilo de sus congéneres de Italia, Alemania y España. Consecuentemente, la organización que creó y dirigió hasta su muerte, "La Joven Cuba", actuó sobre una plataforma que sintetizaba elementos de los más radicales programas, comunistas, socialistas y nacionalistas.


La urgencia de Guiteras trataba de minimizar la capacidad de reacción de las fuerzas conservadoras que él sabía, y así sucedió, saldrían a la palestra a defender sus intereses amenazados. Desde la Embajada de los Estados Unidos de América se había dado la voz de alarma y un buque de guerra de ese país entró y ancló en la bahía de la capital de la Isla amparado en la Enmienda Platt y desafiando la autoridad del gobierno cubano. Entrevistado por un periodista norteamericano -refiere Mongo Grau, sobrino del presidente- , Don Ramón no suavizó su lenguaje respondió a la pregunta: "¿Qué haría si desembarcaba la infantería de marina?" en los siguientes términos: "Exactamente lo que el presidente de los Estados Unidos si un ejército extranjero desembarcaba en su país".


El caso quedó entonces visto para sentencia y, una semana más tarde, los tanques de Batista rodearon el Palacio Presidencial. La familia Grau se acogió al asilo político que la brindó la embajada de Méjico y un gobierno militar encubierto en la representatividad de una sucesión de presidentes sin voz ni voto gobernaría la Isla desde aquel momento hasta 1940.


Las reformas decretadas por el gobierno Grau quedaron detenidas en el tiempo y los más representativos luchadores de la causa nacionalista partieron al exilio, tras el fracaso de una huelga general reprimida con violencia. Antonio Guiteras murió en un enfrentamiento a tiros con las fuerzas del nuevo régimen cuando pretendía abandonar la Isla clandestinamente, en una embarcación.


(Continuará...)

domingo, 8 de abril de 2012

Las tres B

Don Francisco Dionisio Vives fue, en dos ocasiones, Capitán General de la Isla de Cuba.  En los textos escolares , se le dice, a los niños cubanos que su administración fue fatal para la sociedad de la época porque promocionó la corrupción entre las clases populares en todos los sentidos.  
La perspectiva que nos obsequia el tiempo, sin embargo, lo pone todo en su sitio y, la actuación de Vives en Cuba no deja de evidenciar una profunda comprensión del contexto social cubano.  Fue por este motivo que en su presentación ante la corte y juicio de residencia tras su primer mandato, al  pedírsele opinión acerca de lo que considerara oportuno para el mejor gobierno de la Isla y el apaciguamiento de sus habitantes, casi siempre revueltos, no vaciló en recomendar la aplicación de su plan de las tres B.
¿Pero cómo? ¿De qué se trata?
"Pues todo muy sencillo" -respondió Vives-.  "Baile, Baraja y Botella".
Lo que ha venido después ha certificado la certeza de Vives al evaluar "la superestructura" .  El tiempo ha transcurrido, pero la mentalidad de la población local sigue siendo la misma.  El castrismo, en cambio, ha aplicado al dedillo sus recomendaciones notablemente efectivas, incluso hoy.  "!Baile, Baraja y Botella!

miércoles, 4 de abril de 2012

Un "Yanqui" en las azules aguas de "Yemaya" (y IV)

La última estancia de Ernest Hemingway en Cuba se inicia en enero de 1960 y se extiende hasta el verano de ese año. Ha triunfado la revolución contra Batista y el dueño del país lo es ahora Fidel Castro. Hemingway se manifiesta favorablemente con respecto a ese cambio político que aleja del poder al odiado tirano, culpable de la muerte de uno de sus perros favoritos en finca Vigía. Y no duda en recibir los parabienes del nuevo hombre fuerte del país, al que conoce personalmente en una competición de pesca a la altura del Castillo del Morro, que para complacencia de sus aduladores, gana el jefe del gobierno cubano.

El escritor asiste a la celebración de este triunfo con expresión escéptica en su semblante. Y, aunque hubo comentarios de que estaba disgustado por la evidencia del fraude en el veredicto de los jueces de línea, no dijo nada en contra que trascendiera el resultado final de la competición.

Estaba enfermo.

No se encontraba en condiciones de escribir con la precisión, intensidad y sentido común que le caracterizaba, pues su mente había perdido facultades.

Los victoriosos revolucionarios cubanos, enfrentados a la administración norteamericana, no perdían oportunidad para implicarle y sacar partido en beneficio de la causa. Por finca Vigía pasaron todos los intelectuales de izquierda que visitaron La Habana en este período, el agente del KGB enviado por Moscú para evaluar la situación y el Ministro de Exteriores de la Unión Soviética. Hemingway los recibe con amabilidad, brinda y se hace fotografiar con ellos. En el ocaso de su vida sigue produciendo toneladas de información para la prensa escrita, a la que ahora se suma la televisión. Es un showman incombustible que hace de la causa que es su vida cualquier causa, situándose siempre en el centro del huracán.

En ese momento la revolución cubana es popular y sus expectativas formidables. De todo el mundo llegan a La Habana reporteros, espías, artistas, políticos. Los habaneros viven de cara a la calle y todo cuanto ocurre se enfrenta desde un punto de vista colectivo.

De aquellos que se han enfrentado al nuevo régimen y han sido apresados nadie, por el momento, sabe nada. Y apenas saben algo los familiares de fusilados y encarcelados. El resto del pueblo vive al pie de las consignas: "¡PAREDÓN PARA LOS TRAIDORES!" "¡PATRIA O MUERTE!".

El viejo escritor sonríe y los periodistas vuelven a fotografiarle. Después se despide de ellos amistosamente. Toma el avión, se marcha a España. Pero está muy enfermo y decide retornar a América.

El círculo de su vida se cierra.

Ingresa en una prestigiosa clínica donde tratan, sin lograrlo, de aliviar su dolor.

En la clara mañana de un domingo de julio se vuela la tapa de los sesos con una escopeta de dos cañones en su casa de Ketchum.

Es la hora del chupinazo de las fiestas de San Fermín en la ciudad española de Pamplona.



Bibliografía:

1.- "Hemingway en Cuba". Norberto Fuentes. Editorial Letras Cubanas, 1984.
2.- "Un Reportero llamado Hemingway". Norberto Fuentes. Arte y Literatura. 1984.
3.- "Hemingway". Antony Burgers. Salvat. 1987.
4.- "Cuba y Hemingway en el Gran Río Azul". Mary Cruz de Zárate. Ediciones Unión. 1981.
5.- "El Joven Fidel Castro". José Pardo Llada. Plaza y Janes.

Un "Yanqui" en las azules aguas de "Yemaya" (III)

La razón del crimen parece primero que nada una "vendetta"; pero no se puede despreciar la tesis del encontronazo de criterios entre la víctima y sus victimarios: verdaderos cerebros del crimen y presumibles miembros de una banda armada descabezada unos meses antes por los partidarios de Manolo.

El desgraciado incidente ocurrió la noche carnavalera del 22 de febrero de 1948. Hemingway intercaló el sucedido en su cuento: "THE SHOT", traducido y publicado en la revista BOHEMIA el día 6 de mayo de 1951.

"Ha sido acusado falsamente otras veces, pero dice ser amigo de un amigo suyo. Un hombre muerto a tiros en la calle. Un hombre que nunca robó un níquel -cinco céntimos de peso- ni poseía fortuna personal; que había sido magnífico en el backfield del equipo universitario. Un hombre que, al momento de morir, era Director Deportivo de la República. Y nadie ha sido castigado por su muerte.

Ese amigo había tenido, quizá, la mano ligera con el gatillo, pero nunca se supo que matara a quien no debía. Así y todo, cuando lo asesinaron desarmado, solamente llevaba en el bolsillo 35 centavos y no tenía cuenta en banco alguno".

Dice Pardo Llada:

"Hemingway, un admirador de los hombres de acción, tenía simpatía por Manolo Castro que lo visitó muchas veces en su finca de Santa María del Rosario, en unión del español Federico Albarrategui, vecino del escritor, que era socio de Manolo en el negocio de "EL CINECITO".

"Manolo Castro acompañó a Hemingway en algunas pesquerías y juntos almorzaban frecuentemente en un modesto restaurante del pueblo pesquero de Cojímar, a doce kilómetros de La Habana. (Donde Hemingway sitúa a su héroe de "EL VIEJO Y EL MAR").

"Por la muerte de Manolo Castro -testimonia Pardo Llada- fueron detenidas veinte personas, entre ellas Gustavo Ortiz Fáez -acusado como autor directo del atentado- José de Jesús Jinjaume, Justo Fuentes, Armando Correa y Guillermo García -alias Billiken- . Contra Fidel Castro se dictó orden de detención, por declaración de un policía que dijo haberlo visto a media cuadra del lugar del atentado, minutos después del tiroteo.

"Al día siguiente, durante el entierro de Manolo Castro, uno de los incondicionales del dirigente universitario, el sargento de la policía Oscar Fernández Caral, gritaba indignado que Fidel Castro había sido el asesino. En el cementerio, la oración fúnebre estuvo a cargo de dos jóvenes abogados, amigos íntimos de Manolo Castro: Eduardo Corona y Alfredo Yabur. Ambos acusaron por su nombre a Fidel Castro como responsable del asesinato".


(Continuará)

viernes, 30 de marzo de 2012

Un "Yanqui" en las azules aguas de "Yemaya" (II)

No es como para asombrarse. Desde siempre Finca Vigía había sido un centro de reuniones donde los refugiados españoles se sentían muy a gusto. Y es evidente que, a través de ellos, el escritor recibía información pormenorizada acerca del acontecer político cubano y del comportamiento de las "fuerzas vivas".

Los primeros años de la postguerra no habían alejado todavía el eco del redoble de tambores y las andanzas antisubmarinas de Hemingway -que un día provocaron la hilaridad de los agregados militares de la embajada de su país en La Habana- seguían comentándose en aquellas tertulias.

Los invitados le hacían la pelotilla y el anfitrión, muy complacido en su vanidad, desarrollaba ante ellos, entre jaibol y jaibol, otros planes descabellados para batallas imposibles.

Pero la tormenta estalló cuando Trujillo amenazó con denunciar a Cuba ante el Tribunal Internacional y la prensa cubana se hizo eco de la noticia.

En su edición del día 17 de octubre de 1947, la primera plana del "DIARIO DE LA MARINA" dedicaba cuatro párrafos a reseñar la noticia y otros cinco, a continuación, para referir la presumible participación del escritor norteamericano.

Esta vez, Hemingway, tuvo que huir, dado el tremendo peso que tenía la acusación. Pero es también un error generalizado atribuir aquella operación a una simple maniobra populista del gobierno Auténtico, propuesta por José Manuel Alemán, ministro de educación y aprobada por el Jefe del ejecutivo.

En realidad se trataba de un fabuloso negocio de venta de armas, excedentes en el arsenal norteamericano después de la guerra. Negociación urdida por espabilados especuladores en complicidad con Alemán y la oficialidad al mando del cuerpo expedicionario.

Así que para amenazar a Trujillo, adquirieron armas los organizadores de la invasión con dinero obtenido de los gobiernos antes mencionados. Para defenderse de la agresión, "Chapitas", -que era así como apodaban en Cuba y Santo Domingo a Trujillo- adquirió también armas.

De alguna manera los promotores del incidente consiguieron que el proveedor de ambas partes fuera el mismo. El negocio cerró con ganancias substanciales. Y los políticos de turno rentabilizaron el suceso, que la prensa expuso con todos sus detalles. Tras lo cual, el ejército cubano recibió órdenes de intervenir y desarticular la operación.

Cuatro meses más tarde, cuando la efervescencia de los hechos relacionados con la expedición frustrada por las autoridades en Cayo Confites iban quedando en el olvido que sucede al silencio de la prensa, el asesinato a sangre fría de un hombre del gobierno estremeció a los habaneros.

Manolo Castro del Campo, que se había distinguido como activista político mientras hacía ingeniería en la Universidad de La Habana y ostentó los cargos de Presidente de la Asociación de Estudiantes, así como de la Federación Estudiantil Universitaria, y a la sazón desempeñaba el cargo de Director Nacional de Deportes, fue muerto por una ráfaga de ametralladora a la salida del cine del que era copropietario, "EL CINECITO", situado en la céntrica esquina que hacen las calles San Rafael y Consulado.

Sus asesinos escaparon y nunca fueron identificados, aunque se cursó una investigación y se detuvo a unas veinte personas.





(Continuará) 

miércoles, 28 de marzo de 2012

Un "Yanqui" en las azules aguas de "Yemaya"

Cuando cayó la dictadura del general Machado, Ernest Hemingway se hospedaba en el hotel "Ambos Mundos", situado en el mismísimo centro de La Habana Vieja y dedicaba las mañanas a la pesca de agujas al curricán a bordo de "Anita", embarcación maniobrable y veloz cuyo propietario y capitán, Joe Russell, se había lucrado con el contrabando de licores durante los años de la Prohibición.

A este bucanero lo conoció Ernest en Dry Tortuga -lugar de leyenda del filibusterismo- y con él a Carlos Gutiérrez, el mejor pescador de peces de pico en el archipiélago cubano.

Con estos dos hombres compartió muchas jornadas aquel otoño y muchos desayunos y almuerzos. La exhuberancia cubana había cautivado al escritor: "Por quince centavos se pueden comprar aguacates para dar de comer a cinco personas" escribía, antes de comentar que los mercados de La Habana aquel año, en un período de tiempo de dos meses y medio, vendieron once mil piezas pequeñas y ciento cincuenta grandes.

Resulta muy significativo, sin embargo, que la agitación que sacudía la ciudad en aquellos momentos no le impulsara a escribir algo al respecto y eligiera la temática de la pesca deportiva para iniciar su segundo ciclo periodístico. Aunque sus trabajos posteriores demostraron nada había escapado a su "ojo avizor" y que simplemente se había dedicado a colectar datos para enriquecer su archivo.

Cien días después los tanques de Batista rodearon el Palacio Presidencial y enviaron al exilio a Don Ramón Grau San Martín que había sido elegido por consenso. Pero ya nuestro hombre no estaba en La Habana, a la que regresó dos años más tarde trayéndose otras notas y otras vivencias para trabajar -en la misma habitación del mismo hotel- en una extensa historia que titularía: "FOR WHOM THE BELLS TOLLS" ( "Por quién doblan las campanas")

La idea de alquilar la casa fue de Martha Gellhorn. El barco "cayó en latitud" desde Cayo Hueso. Lo peor llegó cuando Martha se aburrió de todo aquello mientras Ernest se encaprichaba con el país. No tardaron en tomar caminos diferentes. La finca entonces se pobló de criados, gatos, perros y gallos de pelea y Mary Welsh -que sucedió en el trono a Martha Gellhorn- estandarizó la situación con su paciencia china. Así fue como Ernest conservó su devoción por Cuba y, entre viaje y viaje, superó en el tiempo la primera dictadura de Batista, su paréntesis institucional, los dos gobiernos Auténticos y el segundo golpe de estado del Tirano.

En un incidente para él desagradable, uno de sus perros favoritos perdió la vida a manos de un policía que entró en la finca detrás de un prófugo. Por este y otros mil motivos si La Habana siempre le gustó, Batista no, como tampoco le gustó que algunos escritores cubanos, a raíz del premio que le concedió la Academia Sueca, se presentaran en su casa sin previo aviso.

La feliz noticia de haber sido galardonado con el Nobel la recibió junto a Mary Welsh en su casa habanera luciendo una guayabera blanca. El detalle de un gesto dirigido a sus anfitriones de la Isla, que muchos años después sería imitado por el escritor colombiano Gabriel García Márquez fijando una cierta autenticidad caribeña.

La medalla del premio la puso a los pies de la imagen de la Santísima Virgen de la Caridad del Cobre y donó sus ganancias por la traducción que hizo Lino Novás Calvo para la revista BOHEMIA, de su obra "El Viejo y el Mar" - cinco mil pesos- al leprosario de El Rincón, consagrado a San Lázaro y lugar de peregrinación para centenares de miles de cubanos todos los años.

Los pescadores de Cojímar, su base de operaciones pesqueras en la costa Este de La Habana, le correspondieron con una medalla conmemorativa por la publicación de la novela.

Durante el segundo gobierno de Don Ramón Grau San Martín, Hemingway fue acusado de colaboración con el movimiento revolucionario que organizaba una expedición armada a la vecina isla de Santo Domingo para intentar derrocar al dictador Rafael Leónidas Trujillo.

La operación estaba financiada por los gobiernos democráticamente elegidos de Venezuela, Guatemala y Cuba y el reclutamiento de la tropa corría por cuenta de las organizaciones revolucionarias cubanas que involucraban a los veteranos de la guerra civil española y segunda guerra mundial.

¿Cómo fue reclutado Hemingway?




(Continuará)

                      

martes, 27 de marzo de 2012

Los caminos del Demonio son...

Los caminos del Señor son inescrutables , pero los del Demonio, se perciben a simple vista.  El Saco de Roma fue obra de los soldados de Carlos I, Campeón de la Contrareforma. Santa Juana de Arco terminó sus días en la hoguera, acusada de brujerías, antes de ser elevada a los altares. ¿Y este Ratzinger ?  Jefe de la Inquisición, ultra entre los ultras del conservadurismo romano, de visita        extraoficial en la Cuba de los Hnos. Castro. ¿Es que a esto dedica el tiempo libre ?
Se ha negado a recibir a las Damas de Blanco y no ha tenido contacto alguno con la disidencia  mientras un centenar de cubanos daba con sus huesos en las cárceles; pero lo hará con los familiares  de los dos principales asesinos en libertad que habitan este planeta. ¿Cuál es la reflexión que corresponde?  Nuestra independencia nacional fue obra de la masonería. Nuestras  banderas son masónicas. Nuestros próceres , todos, creyentes y no creyentes, estaban, por regla general, afiliados  a la Gran Logia o alguna otra fraternidad. Y, ante este panorama, ¿qué podemos decir?
Pues que, es tal la repugnancia que provoca este pueblo prostituido con sus gobernantes envilecidos y sus espectáculos abominables que lo mejor  parece ser ignorarlo por completo.  Me pregunto si también Nuestro Señor Jesucristo se hubiera negado a recibir y bendecir a los sufridos disidentes cubanos como acaba de hacerlo su Vicario en la Tierra. ¿O es que estamos ante otra travesura del Demonio?               

martes, 13 de marzo de 2012

Dualismo Medieval en la Cuba de los Castro

Fallece otro cubano en una huelga de hambre y se anuncia queda, de facto, autorizada la venta de casas.  Es exhumado el cadáver de Mariana Grajales y aparece incorrupto.  Hugo Chávez se muere en su poltrona presidencial culpando de todo al Imperio y un nuevo video nos presenta a un Fidel Castro rejuvenecido y esto nos trae a colación  aquella declaración del presidente norteamericano George W. Bush de que, los EEUU, no admitirian más castrismo en Cuba sin Fidel Castro. 
Con todos estos elementos es que debemos reflexionar acerca del inmediato futuro de nuestro país.  En primer término, un colapso del chavismo en Venezuela choquearia la frágil economía cubana.  Se impone, por consiguiente, garantizar de alguna manera el control sobre la población procurando con hábil cosmética que todos parezcan estar tan contentos como felices con lo que les sucede.  De la madre de los Maceo no hay que decir que todo esto  se presta a una monumental manipulación en la que tomarán posiciones destacadas los santeros, espiritistas y secretarios generales del partido en las provincias.  Se trata, en definitiva, de satisfacer los placeres de la carne y del espíritu de los cubanos.