Aquí
están los tres: Reflexionemos.
Nro.
1: Los Hermanos Castro -que no se trata de la orquesta,
precisamente).
Crearon
y promocionaron el “castrismo”, una corriente en la praxis del
marxismo-leninismo a partir de las realizaciones soviéticas en
materia de enfrentamiento frontal al imperialismo yanqui. Su área
de expansión era enorme: La América Española al completo, el
Africa sudsahariana y el sudeste asiático. Sus puntos de
referencia para hacer campaña propagandístia: la guerra de Viet-Nam
y el régimen segregacionista sudáfricano. Sus mártires por
antonomasia: Nelson Mandela, Angela Davis y Van Troi. El héroe
insuperable: Ernesto Guevara.
Hacer
la guerra al imperialismo yanqui en todas partes (crear dos, tres,
muchos Viet-Nam) era la consigna. Fue así como millares de jóvenes
situados en todas las izquierdas del planeta, pasaron por La Habana,
estudiaron y se formaron militar y políticamente para después
emplear esos conocimientos “en la lucha”. Muchos morirían en
el cumplimiento de lo juramentado, otros, simple y llanamente,
mirarían para otra parte después de agenciarse una formación
profesional gratuita en un ambiente placentero.
Pero
los efectos de esta política ideológica fueron devastadores:
guerrillas en todas partes, masacres en todas partes, reacciones
brutales , golpes de Estado. El imperialismo yanqui, -quedó más
que claro- devolvía los golpes y sus lacayos no se bajaban tampoco
los pantalones, así que, al final, la iniciativa que habían
arrebatado los Castro a la superpotencia soviética resultó
atemperada a su debido tiempo. De tal modo que se acabó todo en la
América Española, se firmó la paz en el sudeste asiático y sólo
quedó el anquilosado colonialismo en Africa representado en
exclusiva por un debilitado Portugal y esa era una lucha que se
podía justificar como legítima.
Así
que hasta allá se fueron las tropas de voluntarios cubanos, para
liberar a nuestros hermanos africanos, porque, el mismísimo gobierno
que tanta repugnancia ha demostrado tener para nombrar hombres y
mujeres de raza negra en los más altos cargos de la administración
pública, de un día para otro, declaraba que, la población de
nuestro país era: latino-africana. (¡Que hay que joderse con los
hermanos Castro!)
Pero
bueno, allí están, vivitos y coleando, degustando esas mieles del
poder que los pobrecillos Lage y Roque asumieron como una adicción
y dando la lata con una doctrina borrada del mapa por el paso del
tiempo y la evolución natural de las fuerzas sociales en aquellos
lugares que alguna vez estuvieron en disputa. No quieren y no
demuestran interés alguno en salirse del esquema en el que ellos
mismos se encerraron, simple y llanamente porque es lo que más
conviene a este estilo de hacer política y conservar el poder.
Nro.
2: Hugo Chávez.
Reflexiónes:
Con Hugo Chávez nos llegó el chavismo (los chavitos ya estaban) a
los venezolanos de golpe y porrazo y a los cubanos por carambola.
Pero: ¿Qué coño es el chavismo? Pues, parece ser que, el único
que lo sabe es Hugo Chávez. Y no es que se trate de un
trabalenguas, es que este exorcismo verborraico inacabable contra un
Imperio Americano cada día más arratonado ante esta fuerte
personalidad que nos ha salido de una cárcel después de un
pucherazo fallido -tal Adolfo Hitler, tal Fidel Castro-, para
arreglarnos la vida y la muerte a los que hemos nacido en aquellas
juridicciones en las que mandan.
¡Salve
Hugo! ¡Los que aspiramos a uno de tus cheques en blanco te
saludamos con amor! La idea bolivariana es una genialidad, -de
Simón Bolívar, claro-; pero resucitarla en estos momentos parece
ser que tiene sus inconvenintes. ¿ O es que acaso no has tomado
en cuenta que los politiqueros de toda la vida en los países
hermanos podían aprovecharse de tu generosidad bolivariana para
después mandarte al lugar de donde viniste? ¿Nunca tomaste en
cuenta que los principales beneficiarios de tu generosidad política
no eran los sencillos trabajadores en los países a los que tu
entregabas grandes sumas de petrodólares -los que te pagaba el
Impero, por ejemplo-?
¡Ay,
Hugo Chávez! ¡Que cándido me has salido! Si tuvieras la menor
idea acerca de lo ponzoñosos que son los Castro nunca hubieras
actuado como actuaste. Tal vez te hubieras dejado aconsejar -no se
por quién; pero alguien, sin dudarlo, más honesto- y, con un poco
de moderación, un enfoque más hacia dentro de tu propio país y de
los problemas de sus gentes, con menos beligerancia y más diplomacia
y con algo más de sensatez que es lo que te ha faltado, te hubieras
situado, sin lugar a dudas, a la diestra en su merecida fama del
Libertador.
Nro.
3: Correa.
Reflexiones:
Este, hoy por hoy, me parece el más listillo de los tres.
Hay
que situarlo, no obstante, en su contexto que no es, precisamente, el
de hace treinta años. Pero quizás por su formación profesional,
o porque en su vida personal es un hombre más realizado que los
otros y ese equilibrio emocional lo marca, sus acciones políticas
están resultando más fructífereas para el país que ahora vuelve a
gobernar en una nueva legislatura. Es un tipo pragmático, no cabe
la menor duda y en lo que ha soflamas respecta no pasa de hablarnos
de una “revolución ciudadana” que no sabemos muy bien si es la
francesa de los textos escolares y del Siglo de las Luces. Yo no sé
si es masón, pero muy bien que lo aparenta, hablando runa simi con
los indios como una reencarnación de Rosseau. He leído que se ha
formado profesionalmente en Europa y eso dice mucho porque atempera
el jacobinismo que proyecta. Pero hay que reconocerle que ha
adminisrado muy bien su país -con un superior sentido común al de
los Castro y Chávez- sin dejarse arrastrar a la locuras del
armamentismo y de los refugios antiatómicos. Esperemos continúe
por el buen camino, sin pasarse y sin admitir presiones, pues tiene
ante sí la oportunidad de conseguir un buen sitio en la historia de
su pueblo.
No hay comentarios:
Publicar un comentario