¿Cual o cómo será el futuro de Cuba? ¿Volverán las antiguas golondrinas? A colación nos viene bien un artículo debido a la pluma de Sergio Carbó y recogido en el volumen correspondiente de la monumental antología de la literatura cubana recopilada por Carbonell. El artículo, en cuestión, llevaba por título: "La Banderita Tricolor".
Con una prosa sintética y enérgica que contrastaba con la muy elaborada de los venerables Gonzalez Lanuza y Hernández Catá, Carbó hacía un recuento panfletario de las entidades financieras implicadas en la economía del país y citaba el número de empresas extranjeras radicadas en el territorio nacional, significando el ridículo papel que jugaba el empresariado cubano en la gestión económica de la nación. Por el cuadro que tenemos actualmente, la cosa, parece ser, va por allí. Los Castro, además de dejar al pueblo cubano desplumado, se han apresurado a estimular los apetitos de los buitres, que ya se afilan las garras y los picos para insertarlos en el cuerpo del cadáver, contándose por decenas los que ya lo hacen en la carne viva del moribundo.
Pero si así se perfila el entramado económico, ¿cómo se perfila el social? ¿Volverá, si es que alguna vez se marchó, el racismo visceral? ¿Volverán a presumir algunos de sus conocimientos de la lengua inglesa? ¿Volverán a llamar: guajiros , a los ciudadanos de las provincias? ¿Volverán los hijos de los gallegos a presumir de padre español, cuando lo que tiene que hacer un cubano es presumir de padre, abuelo y bisabuelo cubano?
El castrismo, no solamente nos ha perjudicado en todos los sentidos; no sólo nos ha arruinado el pasado y el presente, el caso es que nos deja un futuro complicado. La nacionalidad cubana, digan lo que digan, no está todavía consolidada, los efectos de la emigración, -considerando su magnitud y su presumible peso en el inmediatop futuro del archipiélago- se presentan como una incógnita-. ¿Cómo se comportarán los que regresen? ¿Como chulanpines? Confiemos en el sentido común de los cubanos y en las buenas intenciones de su "inteligencia".
O, como decía Carbó, continuaremos danzando todos alrededor de una banderita tricolor.
Con una prosa sintética y enérgica que contrastaba con la muy elaborada de los venerables Gonzalez Lanuza y Hernández Catá, Carbó hacía un recuento panfletario de las entidades financieras implicadas en la economía del país y citaba el número de empresas extranjeras radicadas en el territorio nacional, significando el ridículo papel que jugaba el empresariado cubano en la gestión económica de la nación. Por el cuadro que tenemos actualmente, la cosa, parece ser, va por allí. Los Castro, además de dejar al pueblo cubano desplumado, se han apresurado a estimular los apetitos de los buitres, que ya se afilan las garras y los picos para insertarlos en el cuerpo del cadáver, contándose por decenas los que ya lo hacen en la carne viva del moribundo.
Pero si así se perfila el entramado económico, ¿cómo se perfila el social? ¿Volverá, si es que alguna vez se marchó, el racismo visceral? ¿Volverán a presumir algunos de sus conocimientos de la lengua inglesa? ¿Volverán a llamar: guajiros , a los ciudadanos de las provincias? ¿Volverán los hijos de los gallegos a presumir de padre español, cuando lo que tiene que hacer un cubano es presumir de padre, abuelo y bisabuelo cubano?
El castrismo, no solamente nos ha perjudicado en todos los sentidos; no sólo nos ha arruinado el pasado y el presente, el caso es que nos deja un futuro complicado. La nacionalidad cubana, digan lo que digan, no está todavía consolidada, los efectos de la emigración, -considerando su magnitud y su presumible peso en el inmediatop futuro del archipiélago- se presentan como una incógnita-. ¿Cómo se comportarán los que regresen? ¿Como chulanpines? Confiemos en el sentido común de los cubanos y en las buenas intenciones de su "inteligencia".
O, como decía Carbó, continuaremos danzando todos alrededor de una banderita tricolor.
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