Dicen en La Habana las malas lenguas que, al Dictador Emérito le quedan apenas unas pocas afeitadas y que el Dictador Vigente es posible se nos marche primero. La pregunta de rigor es la de siempre en estos casos: ¿ Y ahora , quién viene? No sobran candidatos, hay que decirlo; pero tampoco faltan. En principio tenemos a Mariela, la candidata española, alguien que se esfuerza por irradiar simpatía y que, por lo menos, no ha matado a nadie. La alternativa a su candidatura le corresponde a su cuñado, el marido de Deborah y representante de la comunidad local: se dice de él que ya, en estos momentos, es el gonernante de facto, actuando como jefe supremo de las SS que, como sucedió en la Alemania nazi en los momentos inmediato-anteriores al colapso se depuraron a sí mismas y ocuparon todos los puestos de importancia. Semejante represión vaticina el final.
Dicen en La Habana las malas lenguas, que Mariela es buena y, que de todos los males sería el menor y yo mismo, que solamente deseo la total desaparición del régimen, la aceptaría dirigiendo la transición a la democracia aunque no creo posible que pueda llegar ella a gobernar sin antes destruir el cuartel general del aparato represivo que, aparentemente, responde ciegamente a la voz de mando de su cuñado.. Y es así como nos encontramos los cubanos con un dilema que cuenta con un formidable precedente histórico: la fragmentación del Islam tras la muerte del Profeta: ¿La hija o el cuñado?.
Dicen las malas lenguas en la capital de ese reino que se ha constituído en la que una vez fue República de Cuba que al yernísimo le sobra mala leche y le falta moralidad, que es un corrupto y que invierte los dineros mal habidos de la familia en las Bolsas de Nueva York y Madrid (¡Hasta donde has llegado Revolución Cubana!). Es criollo; pero a los nacionalistas independentistas nos da lo mismo: lo colgamos igual de la primera guásima que encuentren nuestras fuerzas en el camino cuando se produzca lo que tiene que producirse: un levantramiento general de la población . ¡Pobre Cuba! ¡Cuánta desgracia has venido acumulando a lo largo de toda tu historia!.
Dicen en La Habana las malas lenguas, que Mariela es buena y, que de todos los males sería el menor y yo mismo, que solamente deseo la total desaparición del régimen, la aceptaría dirigiendo la transición a la democracia aunque no creo posible que pueda llegar ella a gobernar sin antes destruir el cuartel general del aparato represivo que, aparentemente, responde ciegamente a la voz de mando de su cuñado.. Y es así como nos encontramos los cubanos con un dilema que cuenta con un formidable precedente histórico: la fragmentación del Islam tras la muerte del Profeta: ¿La hija o el cuñado?.
Dicen las malas lenguas en la capital de ese reino que se ha constituído en la que una vez fue República de Cuba que al yernísimo le sobra mala leche y le falta moralidad, que es un corrupto y que invierte los dineros mal habidos de la familia en las Bolsas de Nueva York y Madrid (¡Hasta donde has llegado Revolución Cubana!). Es criollo; pero a los nacionalistas independentistas nos da lo mismo: lo colgamos igual de la primera guásima que encuentren nuestras fuerzas en el camino cuando se produzca lo que tiene que producirse: un levantramiento general de la población . ¡Pobre Cuba! ¡Cuánta desgracia has venido acumulando a lo largo de toda tu historia!.
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