Una conocida costumbre de la clase política que
se ha constituido axioma es la de estar presentes, en el sitio
adecuado, en el momento adecuado. El Presidente Obama ha sabido, a
lo largo de su ejecutoria, sacar partido de estas circunstancias y
un ejemplo de ello, que se basta y se sobra por sí mismo, fue el de
la reverencia al rey saudita en uno de sus primeros viajes durante su
primer mandato. El rey de los sauditas es, además, "el
Pontífice del Islam" y su oficio de Guardián de los Santos
Lugares lo convierte, de alguna manera, en la suprema autoridad para
los creyentes.
Esa vez fue, sin duda, Obama, el que buscó esta
foto. Pues quería enviar un mensaje de paz, o al menos
apaciguador, a una potencia religiosa que territorialmente comienza
en el Atlántico y se extiende, sin interrupción, hasta el Pacífico
, a partir del norte de Africa y el centro y sur de Eurasia, hasta
el Extremo Oriente. Una importante comunidad que no manifiesta en
su conjunto muchas simpatías por el estilo de vida americano.
Pero si en esa memorable ocasión fue el mismísimo
Presidente de los Estados Unidos el que activó la críptica del
mensaje, ya tenía que estar preparado para asumir el papel víctima
de tales procedimientos. Porque una foto con el Presiente de Yanquis
y Confederados prestigia y eleva al firmamento a la persona en
cuestión.
Y así fue y ha sido. Y, tal fue el caso de
las espectaculares maniobras del ex-presidente del gobierno español
José Luis Rodríguez Zapatero para conseguir la tal pieza, superando
en su momento las de cualquier cazador blanco en la reserva keniata
del Ngorongoro. ¡Pero lo consiguió! Y hoy ya nadie recuerda las
críticas mordaces que le dirigió en aquellos momentos, la Oposición
y la hilaridad masiva que desataron con sus cónicas los medios de
prensa independientes en su país. ¡Pero la foto existe!
Porque un Presidente de Gobierno -se supone-
representa en todo momento a su país, aún -como es el caso de
Musito- cuando ese personaje resulte, a título individual, un
impresentable.
¡Sesenta años han esperado los Castro por esta
foto! Una instantánea que se constituye pieza única y de
inestimable valor para el régimen y para la colección particular de
Musito, que ya desde niño se había agenciado una con el Presidente
Fulgencio Batista y Zaldívar, un ente protector al que tendrían,
los Castro, que consagrar una ermita, porque se lo deben todo en esta
vida. Y, como colofón, la de "ahorita mismo" -que diría
un mechica-. El estrechón de mano a Obama qe cierra el círculo
fotográfico de Musito y la sublimación de la "Revolución
Cubana".
Hagamos un cordón entrelazando nuestras manos,
compatriotas, para invocar la protección celestial , porque lo que
nos ha caído encima a los cubanos supera la comprensión humana y
parece estar más próxima al delirio. Si la existencia de un
objeto la comprobamos al visualizar su imagen, tal como establecía
una ya casi olvidada corriente filosófica, esta que ahora vivimos
es la pura realidad, y los cínicos comprometidos con el castrismo
la festejan, anticipando el final feliz que ellos desean, para salvar
los muebles e inmuebles que han expuesto en el litigio. Peo: ¿Será
idílico el final de la saga castrista? ¡No se pierda usted el
próximo capítulo!.
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