Apenas unos pocos días después de haber sido proclamado Presidente del Gobierno en la República Bolivariana de Venezuela, Su Excelencia el señor Nicolás Maduro, en compañía de sus más cercanos colaboradores ha sobrevolado las aguas del Mar Caribe para aterrizar en un aeropuerto habanero.
Allí le esperaba Bruno, el secretario para asuntos sin importancia de Ricardo Alarcón, y el tal detalle no puede dejar de ser considerado; porque dependiendo como depende la economía cubana en estos momentos de la contribución venezolana, no puede dejar de ser muy significativo el hecho de que el mandante Musito no se haya dignado recibirle personalmente.
¿Qué podemos pensar subyace en el trasfondo de esta aparente idílica vinculación política? Lo evidente se deduce de la monumental diferencia que existe entre ambas naciones en lo que respecta a sus capacidades económicas. Cuba está hundida y desprovista de medios propios para recuperarse. El régimen cubano es obsoleto y el modelo que ha trasladado a Venezuela con Hugo Chávez y Nicolás Maduro ya va en camino de consumar la devastación de ese país.
Venezuela posee territorio, población y recursos naturales en cantidad y calidad suficientes para aspirar a convertirse en potencia regional, que de facto lo es, pero una administración que ha devenido mala copia del desastroso modelo cubano la ha hundido, después de tres lustros de chavismo en el más desastroso de los desastres en todos los órdenes: político, social, económico y cultural.
Para más inri, el dudoso resultado de los comicios efectuados tras el fallecimiento de Hugo Chávez
y la evidente división de criterios en la sociedad que han puesto de manifiesto los resultados del conteo de votos en estas elecciones presidenciales en las que se enfrentaban dos proyectos políticos diametralmente opuestos, con la mano negra del castrismo impregnándolo todo, y manipulándolo todo en el bando chavista, siempre a la sombra, pero no con la discreción suficiente como para evitar la percepción de sus manejos, lo que hace comprensible el rechazo de una enorme cantidad de venezolanos a esta interferencia extranjera en los asuntos más importantes de su país. Una intromisión afincada que ha ido puliendo sus métodos de control sobre la población venezolana, estimulando los sectores que considera responderán favorablemente a sus intereses y reprimiendo con todos los medios y formas a los adversarios del régimen. La mano negra cubana no sólo ha sido el factor determinante en la supervivencia del chavismo sino que pretende seguir siéndolo.
Esta es mi teoría acerca de la conspiración castrista-chavista. Cuando el chavismo caiga -ya está agotado y ahora pretenderán conservar el poder por la fuerza-, la trama quedará al descubierto y al alcance de todos la documentación precisa para evaluar las cosas en su justa medida.
miércoles, 15 de mayo de 2013
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