De Luis Alberto Rodríguez López, -para servir a Dios y usted-, no se sabe con certeza de quienes desciende, porque si bien está reconocido como hijo de Guillermo Rodríguez del Pozo, general en el depauperado ejército del régimen se desconoce públicamente la identidad de la madre que lo parió. Alberto, del que también se desconoce su trayectoria revolucionaria, es reconocido por el pueblo como hombre que ha cumplido con sus deberes conyugales y porque parece ser, con una hoja de servicio intachable (importante consideración a tener en cuenta por un aspirante a la jefatura del gobierno en semejante país, donde el sexo tiene categoría de deporte nacional). Pero lo cierto del caso es que, con su perseverancia y actitudes, discreción suma y capacidad operativa, de Alberto puede decirse,utilizando el claro y descriptivo sermo mechica, que se ha chingado a la hija, al padre, al tío y al Espíritu Santo. Y que, situado ahora mismito en el umbral de la puerta grandota, no cometerá un error que lo eche todo por la borda. Así que ya pueden irse preparando, los cubanos, para una próxima-futura albertocracia que soltará la mano en algunas cuestiones, pero que tratará de mantener intacta, por todos los medios, la estructura de poder.
¡Salve Luis Alberto! ¡Te lo has ganado a pulso! ¿Cuánto no has tenido que callar escuchando las sandeces de tus superiores? ¿Cuánta paciencia para evadir los perniciosos efectos de los chismes entre mujeres? Las hábiles maniobras para parar los golpes sucios de la bruja
Dalia, enemiga jurada de las hermanas Espín y, por consiguiente, una piedra en tu camino, has conseguido sortearlas con habilidad; pero no olvides que alguien siempre habrá que reclame para sí los derechos a los que con tanto esfuerzo te has hecho acreedor; alguien que te echará en cara alguna vez tu condición plebeya, porque no circula por tus venas la sangre del Caballo. Pero esta es y será tu lucha, Alberto,y sólo podrás triunfar cuando te los chingues ¡ a todos!
¡Salve Luis Alberto! ¡Te lo has ganado a pulso! ¿Cuánto no has tenido que callar escuchando las sandeces de tus superiores? ¿Cuánta paciencia para evadir los perniciosos efectos de los chismes entre mujeres? Las hábiles maniobras para parar los golpes sucios de la bruja
Dalia, enemiga jurada de las hermanas Espín y, por consiguiente, una piedra en tu camino, has conseguido sortearlas con habilidad; pero no olvides que alguien siempre habrá que reclame para sí los derechos a los que con tanto esfuerzo te has hecho acreedor; alguien que te echará en cara alguna vez tu condición plebeya, porque no circula por tus venas la sangre del Caballo. Pero esta es y será tu lucha, Alberto,y sólo podrás triunfar cuando te los chingues ¡ a todos!
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