Bienvenido al Blog de RAUL SANCHEZ QUINTERO

Quizás uno entre los últimos que, sin esperar hacerse un día profeta, claman en el desierto contra ciertas injusticias interesadamente toleradas por los altos poderes de la sociedad humana. Los profetas que clamaban en el desierto han desaparecido con la aparición de Internet. Ahora los que se cuidan del efecto de las llamaradas de sus palabras son los mismos de siempre, poderosos cazadores en oposición a Yavé, ensoberbecidos por el continuo uso y abuso de "las mieles del poder", cito: los hermanos Castro, Teddy Obiang, el Ogro de Birmania y la dinastía Kim. De manera que, a partir de este punto de encuentro, podré compartir con todos aquellos que así lo deseen, mis inquietudes, opiniones, resentimientos y propuestas. Y así es que me tenéis aquí, en esta hermosa playa africana, junto a mi mascota que es mi familia y junto a este inmenso mar que a todos nos une.




lunes, 10 de septiembre de 2012

LAS CABEZAS CORTADAS


Aunque las noticias acerca de una nueva depuración en las altas esferas del gobierno no aportan ninguna solución a los cotidianos problemas de la gente común y la epidemia de cólera continúa progresando de Oriente a Occidente como en los mejores tiempos de la Cuba clásica. el castrismo insiste, una y otra ez, en sus viejas fórmulas de control periódico con el consabido objetivo de reafirmar la autoridad de la“familia” dejando bien claro que, sobre ellos, nadie en esa Isla y el complejo de sus cayos e isletas adyacentes está dotado de suficiente poder como para transgredir los límites del poder supremo que sólo a ellos, los Castro, corresponde por derecho de conquista, a la manera que se dice en las antiguas novelas medievales y porque así han sido y son las cosas cuando un caballero conquista una ínsula por muy barato que le haya sido dado el gobierno. ( Era costumbre por aquellos tiempos regalar ínsulas a los escuderos, pero no ahora, que se estila reservarlas para los más jóvenes de la familia).

Sancho Panza, que fue un hombre muy sabio, despreció en su momento la gobernación de Barataria, pero hoy todos sabemos que lo hizo porque le adornaban virtudes que no se corresponden con los tiempos actuales, cuando se impone el liberalismo y, hasta los que hacen prédicas de comunismo se transforman en vulgares hombres de negocios. Es así como han e(in)volucionado los Castro, amos, dueños y señores de la ínsula de Cuba, enclavada en el Mar Caribe y preñada de alcantarillas podridas, regadas las calles de sus ciudades por aguas albañales, contaminados sus acueductos .infectados y malolientes sus mercados y mataderos, derruidas las viviendas de la población que subsiste de puro milagro y gracias a la benevolencia de ese querido y tan odiado imperialismo yanqui sin el cual nunca hubiéramos podido elaborar nuestra ejemplar doctrina, tal como los monoteístas requieren y necesitan la existencia de un Satanás contra el cual luchar.

El papel, dicen, aguanta lo que le ponen; pero parece ser que, el pueblo cubano,también, porque se trata nada más y nada menos de medio siglo el tiempo que llevan estos isleños rumiando la cantaleta reiterativa y obtusa con la que justifican sus desmanes los que han dilapidado todas las riquezas del país en aventuras militares, monumentales entramados de espionaje y ayudas a todos aquellos regímenes, buenos o malos, que se prestaran a actuar como coristas en el grandioso espectáculo que se vendió al mundo como Revolución Cubana, mientras la población del país asistía, con el paso del tiempo, a la pérdida de todos los beneficios que en un principio recibió de un programa de gobierno aparentemente humanista que se desarrollaba y encogía al ritmo de la voluntad de una sola persona: El Investido de Poderes -que diría Alejo Carpentier- en una democracia directa -que así definió aquel fenómeno Jean Paul Sartre-.

Con una cuarta parte del total de la población residiendo en el extranjero, una población penal desproporcionada en exceso y decenas de miles de cadáveres regados por el camino, lo mismo en los campos de batalla del Tercer Mundo que ahogados y asesinados en el mar cuando trataban de escapar del infierno en el que se convirtió su país -que por todas estas muertes deben responder los mismos- la desmoralización nacional ha alcanzado niveles insuperables hundiendo al pueblo en un marasmo de contradicciones éticas que parten del rechazo a lo propio para aventurarse e lo ajeno, lo que apenas se conoce, pero que, de ninguna manera, puede ser algo peor. La Familia, sin embargo, continúa su camino, plantada en sus trece, disfrutando y degustando “las mieles del poder” al que se consideran dueños a perpetuidad: viajan, viven y estudian en el extranjero y departen, tete a tete, con funcionarios gubernamentales de otros países sin necesidad de ostentar nombramientos oficiales, les basta el apellido, son Castro, es suficiente, todos los reconocen y admiten sean los propietarios de aquel país tan exótico en el que se han mangado hasta el último chavo. Y aunque está muy claro que ya se han hecho más que acreedores al merecido castigo, está por ver hasta dónde van a continuar soportando los cubanos este régimen de oprobio o si, como el papel, continuarán aguantando todo lo que les ponen encima.

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