Bienvenido al Blog de RAUL SANCHEZ QUINTERO

Quizás uno entre los últimos que, sin esperar hacerse un día profeta, claman en el desierto contra ciertas injusticias interesadamente toleradas por los altos poderes de la sociedad humana. Los profetas que clamaban en el desierto han desaparecido con la aparición de Internet. Ahora los que se cuidan del efecto de las llamaradas de sus palabras son los mismos de siempre, poderosos cazadores en oposición a Yavé, ensoberbecidos por el continuo uso y abuso de "las mieles del poder", cito: los hermanos Castro, Teddy Obiang, el Ogro de Birmania y la dinastía Kim. De manera que, a partir de este punto de encuentro, podré compartir con todos aquellos que así lo deseen, mis inquietudes, opiniones, resentimientos y propuestas. Y así es que me tenéis aquí, en esta hermosa playa africana, junto a mi mascota que es mi familia y junto a este inmenso mar que a todos nos une.




lunes, 29 de octubre de 2012

Castrismo, comunismo y sexo bueno y barato

 
Me ha salido un amigo comunista -algo que sólo es posible en democraciato- enclavado no sé en cuales años, que sigue confundiendo castrismo con comunismo y aferrado a que el desastre que hoy es Cuba representa un grandioso triunfo sobre el Imperialismo Yanqui. Fanáticos abundan en todas las sectas, plantados en siete y media en sus planteamientos. Incorregibles, incapaces de reconocer las diferencias que puedan existir o existan entre un mamut y un elefante. Mi amigo comunista es un buen hombre, servicial y amigo de sus amigos; pero este es su comportamiento en democracia y, tendríamos que ver como se comportaría en una sociedad donde imperara el régimen que adora. Mi amigo comunista es europeo, pero añora y desearía vivir en la Cuba de los hermanos Castro. Probablemente porque lo que añora en realidad son las cubanas: jóvenes, guapas, fáciles y decididas. Tengo que decir que a mi amigo ya le van cayendo los años y, parece ser que, con ellos, unas ansias de vivir e insuperables deseos de beber la última copa antes de rendirle cuentas a la naturaleza (¡Que es ateo, coño!, materialista dialéctico!).

Y así resulta que, después de un superficial razonamiento, he llegado a la conclusión de que, mi amigo, ha terminado por confundir política con sexo y coitos con consignas revolucionarias. Por esta regla de tres, todo buen culo de hembra cubana debe ser considerado un producto de la revolución y, por consiguiente, no queda más remedio que rendirse a la evidencia: ¡La obra de la revolución cubana es fenomenal!.

¿Cómo, entonces, convencerle de lo contrario?

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